Vaya infierno el que están viviendo en el municipio y pueblo mágico de Zacatlán por el pleito que se traen el presidente municipal, José Luis Márquez Martínez, su primo el ex edil, su antecesor, Luis Márquez Lecona y el hijo de este último, Arturo Márquez Martínez.

Tanto que ya hasta se amenazaron de muerte.

La historia de los Márquez es la clásica del abuso y la corrupción: uno de ellos se quiso perpetuar en el poder pretendiendo mover sus influenzas para seguir mandando en su región -Zacatlán-, e intentó imponer candidato en su ex partido -el PRI-, y demostrar que su poder no tenía fin, pero fracasó.

Por supuesto, quería seguir gozando de las mieles del poder, de los recursos públicos del municipio y de todos los beneficios que le daban el ser el hijo del presidente municipal.

Y es que al junior de la región se le antojó seguir siendo el mandamás del municipio, el guapo, el adinerado, el borracho de poder y el protagonista a través de su propio candidato a presidente municipal, a quien intentó, fallidamente, colocar en el PRI.

Lamentablemente para él y su papá, el PRI los bateó y los dejó fuera de la designación de candidatos, por lo que eligió a José Luis Márquez como su abanderado.

En respuesta a esta afrenta, a sus intereses y a los de su padre, Arturo Márquez juró vengarse y no dejar en paz a su pariente, a pesar de saber que metería en serios problemas a su padre por ser primos.

Es por ello que ahora el actual presidente, José Luis Márquez, no sólo tiene que aguantar la presión social y política de la oposición, sino también las críticas, amenazas y acusaciones de sus parientes, en particular de su sobrino.

Porque padre e hijo, hay que decirlo, prometieron desestabilizar su gobierno, generar conflicto en la región, molestia entre la gente y zozobra de cualquier tipo al costo que fuese.

A ambos se les atribuye, también, la campaña negra contra de José Luis Márquez, durante los comicios pasados, así como la embestida de infamias sobre su persona las cuales nunca se demostraron.

El pleito de familia de los Márquez es tal que seguramente va a terminar en los juzgados y, posiblemente, en el encarcelamiento de uno de los dos primos, por corrupción en su gobierno desde luego.

Sobre todo porque Luis Márquez y su hijo no pudieron ganarle la elección y la presidencia a su pariente a la buena, ni tampoco colocando a su candidato en Morena.

Es decir, prefirieron traicionar a su partido el cual les ha dado todo -dinero, poder y fama- por anteponer su ambición y sus intereses económicos en Zacatlán.

Porque se dice que Luis, entonces edil de Zacatlán, apoyó y favoreció al abanderado de su hijo y de Morena, Raúl Hernández Quintero, quien compitió contra José Luis Márquez, luego de haber sido rechazado en el PRI.

Presuntamente, por órdenes de Arturo Márquez, la estructura económica y de gobierno de su padre fue instruida para apoyar al candidato de Morena, aunque ni así pudieron con el actual edil.

Es por ello que la familia Márquez se dividió, se peleó, se enfrentó y se rompió, por lo que incluso le impugnaron el triunfo a José Luis Márquez en 3 ocasiones, aunque, al final, la autoridad federal la rechazó definitivamente.

Lo peor del pleito entre los Márquez es que ahora ya salió a la luz que el ex edil, quien siempre ha sido sometido y manipulado por el hijo, tendrá que enfrentar un cúmulo de observaciones en su administración, por presuntas irregularidades financieras, las cuales ascienden a 128 millones 573 mil pesos.

¿Qué dirá al respecto Arturo Márquez, quien, dicen, era el que verdaderamente gobernaba, manejaba y distribuía los recursos públicos en Zacatlán?

A ver si sobre esto también sale a abrir la bocotá, o de plano se hace pato.

Porque el cabildo de Zacatlán aprobó el dictamen de observaciones del proceso de entrega-recepción, en el que se detectaron 586 faltas de las cuales sólo se subsanaron 25 en el plazo establecido.

Los regidores de Zacatlán, quienes integran la comisión con dictamen preliminar, refirieron que aún hay 562 observaciones sin solventar, de las cuales 116 pudieran ser graves y haber derivado en los más de 128 millones de pesos.

Son dos áreas las que tienen los montos más altos en irregularidades, pues tan sólo en el área de Administración se detectaron observaciones por más de 69 millones de pesos; en tanto, en la Dirección de Obra Pública, hay hasta 7 observaciones por más de 58 millones 531 mil pesos.

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