Algo le sucede a la presidenta del Comité Directivo Estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, quien por más que habla no convence.

Y no convence porque sus palabras y discurso no han servido de nada al interior del PAN, ya que no ha logrado los consensos necesarios para poder unificar fuerzas y proyectar un partido sólido, competitivo y que haga contrapeso en el 2024.

Por ello la pregunta ¿qué le pasa a Augusta?

Porque en redes sociales, incluso, circula un video en el que la líder panista evita -de forma  prepotente- la entrevista de una reportera, quien le cuestiona su promesa de denunciar a su antecesora, Genoveva Huerta Villegas.

Sin embargo, el video muestra que Augusta se enfada, responde de forma grosera y de inmediato le da la espalda a la comunicadora, quien se queda con la grabadora en la mano.

No la respetó ni porque era una mujer como ella.

¿Esa debe ser la reacción de una política, ex funcionaria pública y feminista a ultranza?

¿Esa debe ser la actitud de la líder del PAN?

¿Para eso quería ser la primera panista de Puebla?

En el PAN poblano las cosas no están nada bien.

No hay dirigencia, no hay acuerdos, no hay unidad, no hay diálogo, no hay cabildeo y mucho menos respeto entre los grupos.

Nada de lo que prometió Augusta Díaz de Rivera en campaña se ha cumplido.

No existe el partido de puertas abiertas que tanto prometió, tampoco comunicación y alianzas con la bancada panista local, ni mucho menos con la federal.

Tampoco existe una estrategia clara para apoyar al presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien batalla solo ante la crítica y los embates de la oposición por temas como el Derecho al Alumbrado Público y los parquímetros.

No se ve una campaña del PAN poblano volcada a apoyar las acciones del gobierno de la ciudad.

Ojalá que el secretario general del PAN, Marcos Castro Martínez, meta mano, actúe, ponga orden y trabaje para darle un giro completo a un partido que parece estar tirado en la hamaca.

Porque si Augusta es la encargada de promover la figura de Lalo Rivera en el interior del estado, de cara al 2024, su partido está frito, no hay forma de levantar las siglas del albiazul si no se trabaja en ello.

Y si los panistas, además, quieren aspirar a recuperar el estado así no lo van a lograr.

¿Es tan difícil dialogar y pactar para que la bancada panista en el Congreso del Estado se unifique y vote en grupo, como debe ser?

Augusta debió operar, por ejemplo, durante el rechazo al cobro del DAP pero le faltó altura de miras, idea, estrategia y, sobre todo, ganas de ayudar a Lalo Rivera y a su partido.

Tampoco ha reaccionado, defendido o protegido la figura del edil capitalino, quien, insisto, tiene que batallar solo contra sus críticos.

Aunque así es con el resto de los ediles panistas en Puebla, quienes no tienen referencia alguna del nuevo proyecto impulsado por la dirigencia de su partido.

¿O alguien ha visto, o se ha enterado, de alguna reunión convocada por Augusta para coordinar el trabajo de los presidentes municipales de su partido?

Lamentablemente para los panistas poblanos, en Augusta tampoco tienen a una dirigente congruente con lo que dice y hace.

Porque ella dice y presume su feminismo, su “defensa a los derechos de la mujer”, a su trabajo, a su empuje, pero por otra parte censura y rechaza la despenalización del aborto en Puebla.

Entonces, ¿es o no feminista, o sólo cuando le conviene?

Vaya problemas que está generando la opacidad de la actual dirigencia panista en Puebla.

De seguir así, ningún partido va a querer una alianza con el PAN en el 2024.

¿Qué no se dan cuenta de lo que están haciendo?

El PAN se está madreando solo.

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