Si los panistas poblanos se siguen confiando y siguen creyendo que el 2024 es pan comido y van a arrebatarle la elección a Morena, y a recuperar la gubernatura del estado muy fácilmente, están muy equivocados.

Más bien es todo lo contrario.

El PAN de Marko Cortés Mendoza, dirigente nacional, quien estuvo este martes en la entidad, va a vivir una elección muy dura y reñida tanto en Puebla como a nivel nacional.

Podría decir, incluso, que le espera un infierno.

Y las razones son muchas.

La primera y la más importante es que su partido está dividido en el estado: por una parte está el Yunque, representado por el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y por otra el grupo que encabeza Genoveva Huerta Villegas, quien lidera a lo que queda del morenovallismo, pero a una buena parte de líderes del interior del estado.

Y en el ámbito nacional también hay algunos detalles, por ejemplo, el hecho de Marko quiera ser candidato pero tenga enfrente a Ricardo Anaya Cortés, ex abanderado presidencial, quien buscará nuevamente la candidatura para pelear —por segunda ocasión— la grande contra Morena.

Sin embargo, no son los únicos obstáculos a los que se deberá enfrentar el PAN, toda vez que Morena quiere retener Puebla, vía el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y/o vía el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.

También está el tema de las alianzas, la negociación con el PRI, con el PRD y con la chiquillada, la cual siempre se quiere vender cara.

La lucha en 2024 va a ser encarnizada y Lalo Rivera, quien se perfila como candidato del PAN, no podría ganar sólo o con un partido dividido como se encuentra actualmente el albiazul.

A lo que debe apostarle el dirigente nacional del PAN es a la unidad en su partido, esa que tampoco gestionó ni antes ni después de la elección interna para designar a la nueva dirigente en Puebla.

Los panistas se están tardando en subsanar sus agravios, en sentarse a la mesa a negociar, en mantener una sola línea como partido de oposición, en jugar el mismo juego, en construir un único proyecto y en hacer las paces.

Desde luego que el trabajo en la capital de Eduardo Rivera es imprescindible para que el PAN aspire a recuperar, vía su candidatura, el estado. Y no lo van a lograr si no hay acuerdos con Genoveva Huerta y con aquellos que fueron excluidos de la nueva dirigencia.

Habrá que subrayar que la elección para el relevo del gobierno poblano se empata con la presidencial, por lo que será una dura batalla que ,por supuesto, no quiere perder el obradorismo ni mucho menos su líder.

Al presidente AMLO le interesa Puebla y quiere garantizar que Morena repetirá sin problema en el estado para así facilitarle a su heredero el trono y el pase de la estafeta, ya sea Claudia Sheinbaum Pardo, la jefa de gobierno de la CDMX; Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, o Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación.

La entidad es una de las más importantes en materia electoral y de votos, por lo que el mandatario nacional quiere candidatos y candidatas que garanticen el triunfo.

Es por ello que los panistas no deben soñar con la gubernatura si ni siquiera han podido resolver sus diferencias en Puebla.

Es algo muy parecido a lo que sucedió con el  cobro del Derecho al Alumbrado Público (DAP), tema en el que no pudo haber acuerdo ni entre la misma bancada panista del Congreso del estado.

Así que lo que tiene que pasar para que el PAN poblano comience la verdadera operación cicatriz es que su figura actual más destacada, Eduardo Rivera, se siente en la mesa de negociación con Genoveva Huerta y sus aliados.

Porque Marko Cortés puede venir a Puebla a echar las campanas al vuelo y a lanzar pronósticos electoreros temerarios, pero si los panistas no empiezan por ser humildes y sensibles entre sí, no van a ganar absolutamente nada en 2024.

No hay que desdeñar, además, a ninguno de los posibles candidatos a la gubernatura del estado por Morena, porque cualquiera, con el apoyo de AMLO, puede meter en serios problemas a quien sea el candidato panista.

Además, tanto Alejandro Armenta Mier, senador; Ignacio Mier Velasco, líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, y hasta la desempleada Claudia Rivera Vivanco, están en franca precampaña rumbo al 2024, ya muy adelantados.

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