La guerra interna de Morena en Puebla (Mier-Barbosa) por la candidatura al Gobierno del estado, de cara al proceso electoral del 2024, amenaza con salirse de control y escalar hasta generar un pleito con resonancia en Palacio Nacional.

El conflicto es tan grave que el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta ya envió un mensaje público de que en Puebla nadie va a imponer al próximo candidato al Gobierno del estado, aquel que deberá sucederlo en el cargo.

Y es que luego del autodestape de Ignacio Mier Velazco, el sábado pasado, durante su 4º Informe legislativo, el mandatario advirtió en su conferencia de prensa lo siguiente:

“A todos ellos, a Mario Delgado, a todos los factores políticos nacionales que piensan que pueden imponer a Ignacio Mier como candidato, bajo lo que él llama ‘acto de unidad’, les digo, desde acá, que en Puebla se tiene que respetar el derecho de los poblanos y poblanas a decidir quién debe ser el candidato o candidata de Morena a la gubernatura, y a todas las demás candidaturas”.

El gobernador Barbosa, como lo he planteado desde hace ya muchas columnas atrás, está dispuesto a echar mano de su veto a la hora de las negociaciones en Morena para elegir al candidato.

Y más si es Nacho Mier, uno de sus peores enemigos en Puebla.

Porque es evidente que a Nacho Mier no lo ven mal los factores políticos a los que el gobernador hace referencia para competir a la gubernatura del estado, solo faltaría saber si uno de ellos es también el mismísimo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Porque de ser así, estoy seguro de que el gobernador poblano preferiría jugar con otro gallo y decantarse al abanderado de su preferencia, ya sea dentro o fuera de Morena.

Los mensajes del gobernador durante la mañanera de ayer fueron contundentes y muy claros, los que traducidos dirían: “si es Nacho Mier el candidato, no hay acuerdo”.

Incluso a pesar de que el propio gobernador haya dicho con antelación que apoyaría al candidato que AMLO disponga para Puebla.

Esto, desde luego, encendería los focos rojos en Morena a nivel nacional porque el estado podría incluso ponerse en riesgo ante una fractura Morena-Barbosa, sobre todo porque ahora el barbosismo es el nuevo dueño de la franquicia de la 4T en la entidad.

Imaginemos, entonces, que en efecto, es Nacho Mier ungido como el candidato de Morena al Gobierno en Puebla, a pesar del veto barbosista.

¿Qué decidiría al respecto el gobernador poblano?

Me parece que preferiría jugársela con otro abanderado, el de la oposición a Morena, con posibilidades de triunfo, para hacer perder a Nacho Mier y para negociar continuidad a su proyecto de gobierno.

El beneficiado, me parece, podría ser el presidente municipal de Puebla, el panista Eduardo Rivera Pérez, quien mantiene una buena relación con el inquilino de Casa Aguayo y quien presenta las mejores cartas como aspirante de la oposición.

Nacho Mier se tendría que enfrentar al barbosismo desde Morena, a los dueños del partido, que son ellos mismos, a la estructura gubernamental, al candidato del propio Miguel Barbosa y a la estrategia que iría en una cruzada para derrotarlo en las urnas.

Morena entregaría el estado y Puebla resultaría una catástrofe político-electoral para el obradorismo.

No hay por dónde Nacho Mier pudiera ganar si mantiene como enemigo al gobernador Miguel Barbosa. Fácilmente, el mandatario podría designar a otros aspirantes al gobierno, en otros partidos, para acorralarlo y acabar con él.

Me pregunto qué decidiría el senador Alejandro Armenta Mier, el más adelantado de los aspirantes a la gubernatura en Morena, si su partido le niega la candidatura para entregársela en charola de plata a su primo Nacho.

¡Vaya escenario!

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Habrá que ver cuál es la decisión del presidente AMLO, quien es el verdadero dedo que impone las candidaturas de Morena a las gubernaturas en los estados.

¿Se arriesgará a jugarle las contras al gobernador Barbosa poniendo en juego Puebla?

¿O decidirá hacer a un lado a Nacho Mier y negociar con el mandatario quién sería el candidato de Morena para evitar cualquier riesgo de derrota?

Tal vez este sea el escenario más conveniente para Alejandro Armenta, quien se mantiene firme y muy adelantado en la carrera de cara al 2024.

Y también falta que Armenta opine y reaccione ante el destape, las formas y la estrategia armada para destapar a Nacho Mier el fin de semana pasado.

Eso sí, está claro que el conflicto interno en Morena, la guerra Mier-Barbosa, podría poner en riesgo Puebla para el obradorismo en 2024.

¿Quién será el valiente que se doble primero y tienda la mano?

Ya vimos que el gobernador Miguel Barbosa, no.

 

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