Mientras las huestes de Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se la pasan peleando con todo mundo, criticando una y otra vez a los conservadores, dividiendo al país y haciendo campaña con las mentadas “corcholatas”, México y sus instituciones se siguen derrumbando.

Ni el Ejército Mexicano se ha salvado del mal resultado de las frustrantes políticas y fallidas estrategias empleadas por el gobierno federal para disque ordenar y cambiar al país.

La inseguridad, junto con el feminicidio y la crisis económica que aqueja al grueso de los mexicanos, es el cuento de nunca acabar en todo territorio nacional.

Lamentablemente, el cuento aquel de que Morena y AMLO acabarían con la corrupción y con todos los problemas que aquejan al país solo fue un vil engaño, porque hoy por hoy hay igual o más corrupción, además que los fenómenos sociales se mantienen y siguen incrementando.

Y lo peor de todo: la federación y sus instituciones han perdido toda credibilidad.

Porque en México, desde hace al menos 25 años, los ciudadanos estamos empeñados en acabar con la corrupción y el abuso de poder y lamentablemente no lo hemos logrado.

Y no se ve para cuándo.

Presidentes y autoridades van y vienen y seguimos igual, hundidos en la pobreza y rezagados en muchos rubros. Ya ni crecimiento económico podemos registrar.

Desde palacio, el presidente AMLO se ha encargado de acabar con las instituciones, las cuales ha desprestigiado, presionado y acusado, por lo que muchas están a punto del colapso.

Y allí está el IMSS, por ejemplo, institución que vive y respira por gracia de Dios pero que está sumida en una gravísima crisis que sólo se maquilla sexenio tras sexenio.

Muchas instituciones han sido derruidas, unas más infiltradas y están bajo asedio, o unas más nunca acabaron de ver la luz y nacieron estériles.

El esfuerzo realizado para tratar de fortalecer las instituciones de la nación se ha ido diluyendo y sustituyendo por la estupidez de que un mesías puede lograr el bienestar de todo el país.

Ahora se cree que un solo hombre puede acabar con todos los males en el país como la inseguridad (acusando a los delincuentes con su mamá por portarse mal y dándoles abrazos no balazos).

O con el cuento de combatir y desaparecer la corrupción, misma que está más que fortificada en las entrañas del poder.

El abuso del poder sigue y en su peor etapa evolutiva, así como la ineficacia del ejercicio gubernamental y el deterioro del Estado de derecho.

A esto se debe la crisis en el IMSS en Puebla y en todo el país, ya que actualmente es más importante la justa de las corcholatas de cara al 2024 que cualquier otro tema como los cientos de necesidades en el seguro social.

Nada es tan importante como las mañaneras, el circo, los chistes, la sucesión presidencial y la defensa de la familia del inquilino de Palacio Nacional.

En el estado, la delegada del IMSS, María Aurora Treviño García, es un cero a la izquierda y es igual a nada porque sólo se dedica a cobrar su jugosa dieta y nada más.

El IMSS poblano se está derrumbando y ella no ha sido capaz de salir a dar la cara, lo mismo que el director nacional, Zoé Robledo Aburto, quien únicamente visita el estado cuando hay cosas bonitas y superficiales del instituto que inaugurar.

El IMSS La Margarita es un verdadero infierno, tanto para los empleados como para los derechohabientes.

No existen las condiciones básicas siquiera para poderse atender en el lugar.

A ver hasta cuando se dignan sus autoridades en ponerse a trabajar en los graves problemas del IMSS en Puebla.

¿Qué esperan, que se caiga un elevador más, que ocurra una desgracia y se registren muertos y heridos?

Nadie hace nada y el IMSS La Margarita está a punto de colapsar.

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