Como dijera el divo de Juárez, Juan Gabriel, ¿pero qué necesidad?, ¿para qué tantos problemas?…

Y es que en el Congreso del Estado parece que no entienden.

“Están viendo y no ven”.

Los diputados debieron anticipar la poca capacidad de la nueva titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), Amanda Gómez Nava, para realizar declaraciones públicas y enfrentarse a los medios de comunicación.

Para manejar situaciones adversas, para improvisar y para controlar los nervios a la hora de hablar en público.

Y lo mismo para expresarse y explicar todo lo referente a la ASE.

¿Qué no se dieron cuenta lo que sucedió en la famosa comparecencia que ya es tendencia en todo el país?

¿En serio a nadie le importó?

Ciertamente, como ayer declaró la misma auditora, la ASE debe dejar a un lado el protagonismo y dar más y mejores resultados, porque ya no se sabe si todo lo hecho en la gestión de Francisco Romero Serrano estuvo bien o mal hecho.

Y que grave pensar, siquiera, que todo ese trabajo y ahora el futuro del organismo esté puesto en entre dicho.

Sobre todo ahora que los nervios son los que traicionan.

El caso es que luego del ridículo hecho a nivel nacional, el Congreso poblano y sus diputados parecen obligados a blindar a Amanda Gómez, para evitar que se siga haciendo mofa de su designación.

Porque ¿no era momento de limpiar la ASE de personas no aptas para el cargo?

¿Qué les habrá fallado?

Si decidieron nombrarla como titular de la ASF, mínimo ahora deberían de ayudarla a hacer un papel digno como auditora y máxima autoridad fiscalizadora en la entidad.

¿En verdad no había otra opción?

¿Qué necesidad de meterse en camisa de once varas, siendo que los diputados de la pasada legislatura -la LV- estuvieron en el ojo del huracán precisamente por haber nombrado a Francisco Romero titulade la ASE?

A los actuales legisladores poblanos ahora se les va a criticar y a achacar el penoso episodio de la comparecencia de la nueva auditora. Y deben buscar cómo librarlo y salir avante.

De lo contario la critica será peor que la aplicada a sus antecesores.

Sucedió en Puebla algo muy parecido a la contratación de los médicos cubanos del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Habiendo tantos expertos y especialistas en salud en México, y se manda a traer a extranjeros.

Lo mismo, me parece, ocurre en el caso de Amanda Gómez, a quien deben cuidar, observar y tener bajo la lupa para evitar más errores.

Habiendo más especialistas en Puebla en materia de fiscalización, promueven y designan a la más nerviosa.

Vaya episodio.

Y también la nueva auditora, si ya sabía que sería la ganadora de la terna desde que se inscribió en el proceso para definir al titular de la ASE, al menos debió ponerse a estudiar un poco.

¿Qué necesidad de llegar toda pambaceada al nuevo encargo?

Ojalá que ya para ejercer y operar el cargo en la ASE Amanda sí sea toda una tiburona.

Porque puede, ciertamente, no ser buena para enfrentar a los medios, pero excelente como profesionista y ejecutora.

Así que ya se verá cómo es que funciona la nueva ASE en Puebla.

Veremos si su nueva titular es capaz de tapar bocas y de demostrar su capacidad como servidora pública.

Porque las apariencias también engañan, hay que reconocerlo.

Eso sí, engañan para bien o para mal.

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