Egresada de Biomedicina de esta Casa de Estudios, doctora en Biología por la Universidad de Muenster y el Instituto Max Planck de Biomedicina Molecular, en Alemania, tiene más de doce años de experiencia en investigación en tres países.

Mi deseo siempre fue estudiar en la BUAP, mi alma mater, el lugar que me vio nacer como investigadora y científica, recuerda sonriente la doctora en Biología Mariana Pacheco Blanco, egresada de la Licenciatura en Biomedicina de la Facultad de Medicina de la BUAP y actual co-coordinadora de Proyectos de Investigación y Tecnología, financiados por la Unión Europea (Programa Horizonte 2020), en la compañía consultora AMIRES, en la República Checa.

A través de la plataforma virtual Zoom, la doctora Pacheco Blanco nos recibe en su hogar de Praga -en un huso horario con siete horas de diferencia de México-, donde se ha asentado después de unlargo viaje de más de una década y un recorrido de miles de kilómetros, iniciado en la BUAP en 2005, después en la Ciudad de México, donde realizó a partir de 2010 laMaestría en Ciencias, con especialidad en Biomedicina Molecular, en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), y posteriormente en Alemania, donde estudió del 2012 al 2016 el Doctorado en Biología, en la Universidad de Muenster y el Instituto Max Planck de Biomedicina Molecular.

Un poco nostálgica, recuerda el inicio de su trayectoria académica la cual en el transcurso de los años la ha llevado también a ser coordinadora de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Red Global Mx, capítulo República Checa; mentora en programas como “Mujeres líderes en STEAM” de la USMX Leaders Network y The New Scientist Mentor Program, organizado por el capítulo de la Red Global Mx de Países Bajos, o escritora de la página de divulgación científica Immunobites.

“Mi primera idea de querer estudiar Medicina, o algo relacionado, fue cuando era niña, entre los 11 y 12 años, mientras veía la serie Expedientes Secretos X, donde la agente Scully,unade las protagonistas, investigaba muchas cosas en laboratorio y sobre genética, y dije:‘me gustaría hacer eso’”.

Sin embargo, al principio se decide por la Licenciatura en Antropología Social de la BUAP, aunque tras un breve lapso, Mariana reconsidera su vocación y descubre la Licenciatura en Biomedicina: “Vi el plan de estudios y dije ‘es lo mío’”.

“Al inicio fue un poco difícil; venía de Antropología y era un poco mayor que mis compañeros, pero eso me impulsó a estudiar más. La universidad fue un tiempo muy bonito; nos gustaba salir a comprar las papas preparadas con salsa y limón, también las quesadillas y memelas cerca de la Facultad de Medicina; o íbamos a Los Sapos a tomarnos unas cervezas después de los exámenes difíciles; fue toda una experiencia”, asegura.

Marcada por toda una generación de docentes, destaca en su memoria Javier Vázquez Toriz, quien temprano y muy puntual le daba clases de Anatomía; el recordado José Luis Gándara Ramírez, que impartía Microbiología, y en especial su asesora de la tesis Estudio de proteínas involucradas en sepsis, la doctora Patricia Lozano Zaraín, académica del Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas del Instituto de Ciencias de la BUAP, quien le ayudó a crecer en investigación, y a quien recuerda sobre todo por una frase que le ha acompañado de por vida: “En este laboratorio, el instrumento más importante que hay es el cerebro”.