La guerra electoral del próximo año en el que se jugarán las elecciones intermedias para definir gobernadores en algunos estados, senadores, diputados federales y locales, así como presidentes municipales, va a ser una verdadera carnicería.

Todos los partidos, sin excepción, ya trabajan y operan en consecuencia.

Tanto a nivel nacional como local la lucha será a muerte.

Por ello, los partidos ya buscan personajes y aspirantes que les garanticen el triunfo.

El PAN, por ejemplo, ya empezó su lucha interna para tratar de definir a sus mejores perfiles para todos los cargos, en especial para la presidencia municipal de Puebla, municipio que es su objetivo principal.

Recientemente, salió a relucir el nombre de aquellos que pudieran encabezar la candidatura más importante para los panistas, la misma que les permitiría recuperar la capital del estado.

Y de entre los aspirantes más fuertes surgieron dos nombres: el de Tony Gali y el de Eduardo Rivera Pérez.

El primero ya fue gobernador del estado, y el segundo presidente municipal de Puebla.

Uno y otro tienen sus ventajas y desventajas.

Se dijo incluso que a uno y otro lo apoyan equipos panistas antagónicos.

A Tony Gali, según, lo apoyaría el PAN estatal, lo que queda del morenovallismo y los ex funcionarios de aquel sexenio.

Mientras tanto, a Lalo Rivera lo apoya el PAN municipal, el Yunque y el ala conservadora albiazul.

Y existe en el PAN poblano, desde luego, ya una disputa para definir quién sería el mejor candidato para el panismo, aquel que pudiera ser capaz de recuperar la ciudad más importante de la entidad para empezar a contrarrestar la fuerza de Morena.

El caso es que los cocolazos están de a peso porque uno y otro quiere convertirse en el abanderado que recupere la capital para su partido.

Empero, ¿si el escenario político-electoral panista empezara a cambiar?

Es decir, si el PAN a nivel nacional y local pensara en lanzar un tercero en discordia que no necesariamente fuese un panista sino un personaje enfrentado con el gobierno que pudiera abanderar una oposición ajena a los dos bandos.

¿Se sumarían Tony y Lalo a la causa?

Parece algo descabellada la idea, pero sería un escenario muy interesante.

¿Y es que quién es el opositor más duro del gobierno actualmente?

¿O más bien, quién trae una bronca casada con el gobierno?

¿Les suena Alfonso Esparza Ortiz?

Haciendo un poco de futurismo político me pregunto:

¿Qué pasaría si el rector de la BUAP fuese nominado como abanderado del PAN al Ayuntamiento de Puebla, y candidato de una posible alianza PAN-PRI-chiquillada?

¿A poco no suena muy interesante?

¿Lo permitirían los panistas poblanos?

¿Lo aceptaría el rector de la BUAP?

Me parece que con este escenario la pelea entre Morena y Acción Nacional se pondría mucho más intensa que incluso con Lalo Rivera o Tony Gali.

Y si a esto agregamos que el rector Alfonso Esparza es un perseguido, no enemigo del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, porque él ha dicho que no los tiene, ¿qué pasaría?

Qué pasaría, particularmente porque el gobernador Barbosa seguro tienen un as bajo la manga para la capital y el 2021.

Los panistas deberían empezar a medir las cosas porque tampoco la tienen muy fácil.

La lucha por la capital, por el Congreso del Estado, por las diputaciones federales, por las presidencias municipales y por los escaños en el senado va a ser una guerra a muerte en la que podría haber muchas sorpresas.

El Covid, la guerra entre chairos y fifis, la crisis económica y todos los males que ha generado la pandemia van a ser como un día de campo comparada con la batalla electoral que se viene.

Ya veremos, como dice el dicho, de qué cuero salen más correas.

Y vamos a ver, además, quién se queda con la capital y el Congreso del Estado.

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