La tarde del pasado miércoles, el bullicio cotidiano de la Vía Atlixcáyotl, una de las vialidades más transitadas de la ciudad de Puebla, se detuvo de golpe. Desde el puente que conecta el Centro Integral de Servicios (CIS) con las plazas comerciales Angelópolis y Solesta, una joven de 20 años, identificada como Yusvely Marianny Núñez Rodríguez, se arrojó al vacío.
El cuerpo de la joven venezolana cayó varios metros hasta el asfalto. Algunos automovilistas frenaron de golpe. Otros alcanzaron a ver, con horror, cómo la vida de Yusvely se apagaba en segundos.
Minutos antes, Yusveli había hablado por teléfono con su novio. De acuerdo con su testimonio a las autoridades, ella le dijo que estaba en el puente y que pensaba lanzarse. Él intentó detenerla con palabras, desesperado, pero la llamada terminó abruptamente.
Mientras tanto, otros testigos alertaban al 911. Patrullas y ambulancias llegaron poco después, pero ya era tarde. Paramédicos confirmaron que no presentaba signos vitales. Policías municipales acordonaron el área mientras el Ministerio Público realizaba las diligencias para el levantamiento del cuerpo.
Sobre el puente quedaron sus pertenencias, junto a la evidencia de los últimos minutos de su vida: su teléfono, desde donde había publicado una carta de despedida en Instagram apenas una hora antes.
“La vida es bonita”: su última publicación
En su mensaje póstumo, Yusvely se despidió con un tono de franqueza y ternura que ahora duele leer. Comenzó con un saludo:
“¡Holaaa a todos! jeje Esta es mi última publicación y les quería dejar un mensaje de que los quiero mucho, échenle muchas ganas a la vida… la vida es bonita, adoro vivir y sentir los rayitos de sol en mi piel y las gotas de lluvia en mi cabello”.
En el mismo texto, reconoció haber vivido una profunda tristeza y mencionó haber sido víctima de abuso sexual por parte de su hermano, un hecho que –según escribió– no fue escuchado en su momento.
“Aunque a veces te contaba cosas y sentía que no me prestabas mucha atención… como que hubo abuso sexual de parte de mi hermano y ni siquiera me preguntaste cómo me sentí.”
