Después de la paliza sufrida en el juego 4, era necesario que los Celtics mostraran que realmente eran un mejor equipo y lo hicieron. Boston puso lo mejor sobre la duela y derrotó de manera contundente 106-88 a los Dallas Mavericks, para de esta forma lograr su título 18 en la NBA.

Los Mavs lucharon en la primera mitad, pero poco a poco la defensiva de Celtics fue mermando los embates de Luka Doncic, Kyrie Irving y compañía. Rompieron los circuitos y se apoderaron del balón para tomar la ventaja y no dejarla ir en ningún momento.

Jayson Tatum se erigió como el líder del equipo: 31 puntos, 11 asistencias y 8 rebotes lo convirtieron en el mejor jugador de la cancha y aunque el MVP fue Jaylen Brown, entre los dos demostraron ser una de las mejores duplas de la liga.

Todo le salió al equipo de Joe Mazzulla, que sobre la marcha supo ajustar y eliminar los detalles que le habían costado una derrota dolorosa. Pero estaban en casa y nada podía fallar.

Cuando faltaba poco tiempo, Kyrie Irving dio una muestra de deportivismo: felicitó a sus ex compañeros y le aplaudió a los aficionados, dejando en claro que la rivalidad se queda en la duela.

Los segundos transcurrían y el timbre final sonaba, los Celtics festejaban merecidamente y la historia se escribía: el trofeo Larry O’Brien se quedó en Boston y los Celtics, con 18 son los máximos ganadores de campeonatos en la NBA.