Ni los comités de los estados, ni mucho menos los mandatarios de Morena, tendrán el privilegio de designar directamente a los candidatos de las nueve gubernaturas que se elegirán en los comicios federales del 2024.
Como lo informé ayer en Posdata, será el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) “el gran elector” de los comicios que se avecinan, por lo que a través de la Comisión Nacional de Elecciones (CNE) de Morena designará a los nueve abanderados.
Igual que sucedió en la designación de Claudia Sheinbaum Pardo como coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación y quien disputará la Presidencia el próximo año, el mandatario será quien elija a las mujeres y hombres que contenderán por las gubernaturas de Puebla, Guanajuato, Chiapas, Jalisco, Morelos, Tabasco, Veracruz, Yucatán y CDMX.
De hecho, el presidente, aseguran, ya tiene a sus favoritos y favoritas, por lo que el proceso de selección ya solo es un mero trámite.
En Morena habrá dedazo disfrazado de convocatoria.
Ello explica todo lo que Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional de Morena, aclaró ayer en distintos espacios y en redes sociales, pues advirtió que la última palabra para la definición de las candidaturas es de la dirigencia nacional, vía la CNE.
Y es que las indicaciones recibidas del verdadero dueño de Morena, el presidente AMLO, es realizar un proceso que parezca transparente y democrático en el partido de la 4T, a fin de que no surjan otros “Marcelos” que se inconformen e impugnen el resultado.
Evidentemente, lo que indiquen las encuestas podría ni siquiera respetarse para la definición, pues según la convocatoria de Morena la CNE podría medir no solo a cuatro aspirantes sino hasta seis, tres hombres y tres mujeres, según sea el caso.
Las propuestas de los cuatro contendientes será solo una sugerencia de los comités estatales, incluido el de Puebla, pues si la CNE considera que no son aptos o competitivos podría incluso desecharlos.
De esta forma, la CNE decidirá quién participa y quién no en las famosas encuestas para definir a los candidatos o candidatas de Morena.
Lo cierto es que en el caso de Puebla tampoco habrá sorpresas, pues el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien tiene completamente el control del Consejo Estatal de Morena, vía Andrés Villegas Mendoza, va a respetar la decisión final de la CNE.
Eso sí, ni Julio Huerta Gómez, aspirante y coordinador de Sheinbaum, ni el mismo Andrés Villegas van a decidir a quién elegir de los aspirantes, toda vez que esta mano la lleva el mandatario estatal.
Desde luego, el Consejo Estatal de Morena es de origen barbosista; sin embargo, cuando falleció su líder la corriente cambió y ahora el liderazgo, junto con las decisiones que toma la mayoría de los 151 integrantes, obedece a los intereses del gobernador Céspedes.
Eso sí, incluso el mandatario estaría en un dilema porque cómo se vería que sus dos gallos, Olivia Salomón Vibaldo y Julio Huerta, ocuparan dos espacios de los cuatro que se deberán designar.
¿Dónde quedaría el senador Alejandro Armenta Mier, quien lidera todas las encuestas sobre la preferencia en relación con la candidatura de Morena a gubernatura?
¿Y Claudia Rivera Vivanco, quien habría tomado fuerza gracias a la convocatoria?
Y aun peor, ¿qué pasaría si el consejo de Morena en Puebla deja fuera al diputado federal Ignacio Mier Velazco, pero la CNE, por gestiones del propio Mario Delgado, lo agrega como aspirante, por su relación cercana y acuerdos políticos?
También está el caso de Rodrigo Abdala Dartigues, quien tiene un buen padrino que no lo va a dejar solo.
Por ello, sostengo que para terminar con las posibles disputas, jaloneos y enfrentamientos por la designación del candidato de Puebla y del resto de los ocho estados, será AMLO el que lleve mano y nadie más.
Me parece que ni siquiera Claudia Sheinbaum se atrevería a contradecir a quien la puso ya en los cuernos de la luna.
AMLO sigue siendo quien decide cómo se maneja política y las elecciones en México y todos los estados.
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El barbosismo se aferra al poder
El pronunciamiento de la viuda del exgobernador Miguel Barbosa, Rosario Orozco Caballero, tiene la firme intención de no dejar morir su corriente y lograr un cargo público que no es ni la gubernatura ni alguna presidencia municipal, sino una diputación local o federal.
Parece que ya ni siquiera es lograr cuajar el proyecto del Dr. José Antonio Martínez García, quien parece desinflarse, más bien es lograr mantenerse vigente y en el poder para seguir buscando revancha.
Lo interesante es saber si le alcanzará solo el haber levantado la mano para una pluri, o tendrá que lanzarse a hacer campaña y enfrentarse, necesariamente, a los demonios que persiguen al barbosismo.
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