“La misoginia digital es ahora una forma de servicio contratado para viralizar y desplazar a las mujeres de los espacios de poder”
Edurne Ochoa (Medellín, 2023)
Las mujeres en la política estamos siendo atacadas en los espacios digitales y las tecnologías de la información (TIC) de manera masiva y global. Esto, sin duda, debilita a las democracias y pone barreras que ralentizan la plena participación de los liderazgos femeninos.
Pero vayamos por partes.
Si bien es cierto que la digitalidad nos ha permitido a un grupo poblacional acceder a la información, posicionamiento, difusión, conocimiento y cualquier tipo de manifestación de nuestra voz pública, debemos de considerar que no todas tenemos el conocimiento necesario e integral de cómo funcionan las plataformas digitales, qué uso se puede hacer con nuestra información e imágenes, así como los mecanismos para denunciar acoso, violencia, amenazas, extorsión, suplantación de identidad, etc.
Y es que de acuerdo con ONU Mujeres México, las desigualdades de género también se están profundizando o perpetuando por los grandes avances que tienen las tecnologías digitales.
En México, 63% de mujeres que no usan Internet reportaron que la principal razón es porque no saben usarlo”
Lourdes Colinas
A pesar de estas cifras alarmantes, un gran porcentaje de la población femenina en México y Latinoamérica es sujeta de ataques por los sicarios digitales y estas cifras aumentan en el ámbito político.
Memes, violencia verbal, simbólica, sexismo, discriminación, narrativas de odio, intervención ilegal, son solo algunos de los ejemplos que se viven día a día en los ecosistemas digitales.
Es por esto que comparto algunas reflexiones de un proyecto integral que presentaré en los próximos meses en México para poner en la conversación los vacíos que tenemos que mirar, revisar, subsanar y concienciar.
Nueve de cada 10 mujeres encuestadas respondió que no tenían conocimiento de alguna herramienta, mecanismo, o ley que salvaguardara su integridad, dignidad, reputación e imagen en las redes sociales, lo cual las llevó a cerrar en un 30% de manera permanente sus cuentas y el otro 70% diminuyó su participación y expresión pública en dichas plataformas.
Esto nos indica claramente que la ciberviolencia política afecta directamente la libertad de expresión y disminuye la potencia de las voces que exigen, denuncian, exponen, difunden, manifiestan, expresan o comparten opinones que son incómodas para el statu quo o grupos de poder contarios a los que manifestaron pertenecer.
Por otra parte, la red social en donde mayores ataques violentos, misóginos y machistas se presentaron fue Twitter, ahora X.
Las narrativas que se manifestaron y reportaron fueron un 82% en razón de género y el otro 18% por un motivo ideológico.
Si tomamos en cuenta que esta red social es considerada del círculo rojo, y un espacio ampliamente politizado, entonces la posibilidad de debates y argumentos que posicionen las opiniones de las mujeres se ve mermado por los ataques, sumado al miedo que manifestaron ante esta red social las mujeres encuestadas.
Finalmente, los ataques registrados en un 90% provienen de perfiles falsos, bots o granjas de paralelos mecanizadas para atacar a las mujeres. Cuentas que se reportan con una vida útil de un año y que son activadas en su mayoría en procesos electorales.
Ante este escenario, resulta urgente crear una estrategia integral con perspectiva de género que nos permita a las mujeres seguir avanzando en los espacios de poder, alzar la mano y dar un paso al frente para ser copartícipes de nuestras democracias.
El paquete de iniciativas está en el Congreso del estado de Puebla, estaremos pendientes de la voluntad política, la cual es indispensable para garantizar un proceso lo más equitativo posible en el 2024 desde los entornos digitales.
¡Seguimos!