En el Instituto Electoral del Estado (IEE), encabezado por la consejera presidenta Blanca Yassahara Cruz García, continúan los despidos, los cambios, los relevos y la purga.
En Posdata he dado cuenta de las mentiras, los entuertos y el reacomodo ordenado por Cruz García, quien no se ha cansado de negar despidos en el instituto cuando ha habido más de 40.
Relevos, desde luego, en agravio de personal de confianza y de base del IEE.
Destituciones solapadas por el resto de los consejeros y por los representantes de los distintos partidos con registro en Puebla, quienes por conveniencia ni ven ni escuchan lo que sucede en el interior del organismo.
De más está decir que Doña Blanca está empeñada en asumir el control total del instituto para evitar que sus polémicas y, en muchos casos, arbitrarias decisiones afecten lo que llama su “futuro profesional”.
El caso es que la consejera presidenta del IEE está más preocupada en organizar conferencias, pláticas y toda clase de cursos “patito” para desviar la atención y evitar meterse al tema de las campañas adelantadas.
Porque en Puebla, en materia electoral, todo mundo hace lo que se le pega la gana.
Y, por lo mismo, los cientos de aspirantes a los distintos cargos de elección popular de cara al 2024, particularmente para la gubernatura, se pasan al IEE por el arco del triunfo.
Porque el IEE es un ente que nadie respeta.
Un supuesto “árbitro electoral” que no sirve para nada.
Bueno, tal vez sí sirva para algo: para hacer el ridículo.
Porque en el IEE sigue manteniéndose la grilla, la corrupción, el tráfico de influencias y toda clase de actos indebidos, a costa de que en la calle la pinta de bardas, la promoción adelantada, está descontrolada.
Tal vez de las pocas buenas cosas que han sucedido en el instituto está la reciente renuncia de Rossana López Barranco.
¿Quién es ella?
Quien fungió como coordinadora oficina en la Dirección de Prerrogativas y Partidos Políticos, y quien se encargó de “distribuir” las actividades realizadas por los analistas durante el proceso electoral pasado, en donde se acusó ineficiencia.
Porque “Ross”, como la llamaban en el interior del IEE, se encargaba de ejecutar los castigos, los horarios y las cargas de trabajo forzadas a los trabajadores que no se alineaban con los intereses, se dice, de su padrino, el consejero Jesús Arturo Baltazar Trujano, quien controla el área.
Porque la susodicha, todo mundo lo supo, vigilaba a los analistas, quienes debían alinearse a un esquema de trabajo y a sus intereses, o de lo contrario eran despedidos.
Para colmo de males, la buena Ross ni siquiera era poblana sino originaria del vecino estado de Tlaxcala, a donde regresó, tras renunciar al IEE, como vocal de Capacitación y Educación Cívica de la Junta Distrital Ejecutiva 02, del Instituto Nacional Electoral (INE).
Así, por fin terminó el terrorismo laboral que ejecutaron en el instituto electoral poblano la mentada Ross y Jesús Arturo Baltazar, quien, aseguran, es el que verdaderamente toma las decisiones en el instituto.
Otro detalle de López Barranco es que ella siempre fue quien obstaculizó el trabajo de la Secretaría Ejecutiva del IEE, cuando estuvo encabezada por César Huerta Méndez.
Se dice que a través de Ross, el consejero Baltazar Trujano siempre mantuvo a raya al organismo, por lo que el cambio tal vez le afecte sólo a él.
A propósito, el cargo de Rossana López en Tlaxcala no le había sido otorgado debido a que existía una impugnación al procedimiento, cosa que no sorprende porque esta funcionaria tlaxcalteca gusta de la grilla interna.
Prueba de ello, es que, según sus dichos, gracias a ella se dio el cambio en la Secretaría Ejecutiva.
Por lo pronto, la llamada Ross ya está en Tlaxcala, en la Junta Distrital 02 del INE, a donde llegó una valiosa y dócil funcionaria, quien seguramente va a acomodarse de modo que ingrese al grupo compacto que controla el organismo.
Porque su lema es siempre estar dentro del grupo que manda para poder gozar de los beneficios que deja ser una dorada burócrata electoral.
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