Este fin de semana regresó el calendario de la Fórmula 1 para competir en las calles de Bakú, Azerbaiyán. Pista en la que el mexicano Sergio “Checo” Pérez consiguió su segunda victoria en el deporte y su segunda con la escudería Red Bull. Pues este domingo lo ha vuelto hacer, el tapatío ganó y se convirtió en el rey de los circuitos callejeros.

Este resultado acerca a “Checo” Pérez con su compañero de equipo, Max Versttapen, quien actualmente tiene 93 puntos y el mexicano 87, por lo que hay una diferencia de seis puntos entre los líderes del campeonato.

Checo salió desde la tercera posición, sin embargo, fue paciente y supo aprovechar las oportunidades que se le presentaron en la carrera. Max tuvo una salida agresiva y atacó a Charles Leclerc, piloto de Ferrari, pero el monegasco no pudo resistir los embates del neerlandés y en la cuarta vuelta perdió el liderato. Dos vueltas más tarde “Checo” rebasó al piloto de Ferrari, por lo que había comenzado la batalla por la victoria del Grand Prix entre los dos compañeros de equipo.

Cuando parecía que Max tenía la carrera bajo su control, su equipo lo llamo para hacer el rutinario cambio de llantas; sin embargo, pocas vueltas después, la dirección de carrera convocó un safety car, lo que terminó por beneficiar a “Checo” Pérez y al resto de la parrilla, pues pudieron hacer su parada en pits sin que esta les quitara mucho tiempo.

Así, el mexicano se hizo con la primera posición y por más de una hora de carrera, logró contener los ataques de su compañero de equipo, quien intentaba recuperar aquel tan deseado primer lugar para alejarse más en el campeonato de pilotos.

“Checo” supo dar un golpe sobre la mesa y logró sacarle tres segundos a su compañero de equipo, con lo cual da el mensaje de que él también puede pelear por el campeonato. La tercera posición la ocupó Charles Leclerc, quien terminó la carrera 18 segundos por detrás de los Red Bull, situación que revela el dominio de la escudería austriaca esta temporada.

Al finalizar la carrera, “Checo” Pérez, señaló que tanto él como Max presionaron durante toda la carrera y llevaron sus coches al límite, esto sin contar que, al menos el neerlandés, no se sentía cómodo con la configuración de su monoplaza para este fin de semana, pues dijo que los dos vehículos de Red Bull tocaron los muros constantemente; sin embargo, pudieron superarlo.