Gracias a que Genaro García Luna fue declarado culpable en la Corte de Brooklyn,
Estados Unidos, por cinco cargos, principalmente por narcotráfico, ya se vino encima la
nueva moda en la política local y nacional: “la garcialunización”.
Porque desde ayer que se conoció la decisión del jurado de Nueva York, ya todo mundo
ha empezado a deslindarse, a hacer mofa y leña del árbol caído para sacar raja política
del evento.
Los morenos fueron los primeros y los más intensos.
Su líder nacional, Mario Delgado Carrillo, grabó un vídeo en el que tacha al PAN de ser
una “organización criminal”, más que un partido político. Incluso, anuncio que le exigirá al
INE que le quite el registro como partido político.
Palabras más, palabras menos, sostuvo que la culpabilidad de García Luna revela la
naturaleza de los gobiernos panistas; “quienes primero como delincuentes electorales se
robaron la presidencia y, para tratar de tener una legitimidad que no tuvieron en las urnas,
declararon la supuesta guerra al narcotráfico”, refirió.
¿Verdad que se desató “la garcialunización”?
Porque la sentencia del ex funcionario foxista y calderonista ahora será utilizada como
garrote político para acallar al PAN y a sus aliados de aquí al 2024.
Y lo mismo sucederá en las próximas elecciones de Coahuila y el Estado de México.
Morena va a utilizar “la garcialunización” para arremeter contra sus enemigos y poder
restarles votos en la carrera electoral por los gobiernos de los citados estados, en los que
el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quiere ganar a como dé lugar.
Lo cierto es que esta nueva moda política también debería despertar y servir como
acicate para los panistas poblanos y el resto de la mal llamada oposición en la política, en
la local al menos, donde sus protagonistas nada más se hacen patos.
Porque mientras los aspirantes de Morena al gobierno del estado ya empezaron su
precampaña y están en cientos de espectaculares, en el PAN, en el PRI y en el PRD sus
lideres están relajados.
Están echando la mona en vez de estar pensando cómo rebatir “la garcialunización”.
Parece tan inocentes que no se han dado cuesta que el tema, si no se defienden, será
una lápida que tendrán que soportar hasta el 2024.
Tan sólo de ver a los dirigentes de los tres partidos, Augusta Díaz de Rivera Hernández
(PAN), Néstor Camarillo Medina (PRI) y Carlos Martínez Amador (PRD) da flojera
enterarse de lo que su cede en la política aldeana.
Por ello es necesario que el madrazo político que implica la sentencia de García Luna en
Estados Unidos los haga despertar.
¿O no pensarán defenderse de los embates de Morena?
¿Qué no dirán nada del uso de las fotografías en la que aparecen funcionarios y
exfuncionarios panistas con Genaro García?
Porque si ellos no están preocupados, alguien que debería estarlo es su futuro candidato
al gobierno, el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
Y es que ni uno ni otro de los supuestos aliados del bloque opositor parece tener ganas
de enfrentarse a Morena en Puebla.
Néstor Camarillo, por ejemplo, está al servicio del estado gracias a los buenos oficios del
gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien lo mantuvo a raya desde el
Congreso del Estado.
El líder priista es un subordinado más del salomonismo y no se puede salir del script.
Está más preocupado en andarse rasguñando y enfrentando con priistas y ex priistas,
como Iván Galindo Castillejos, quien ya lo puso en su lugar para que no esté fregando.
Al pequeño Néstor no le queda otra que sentarse a observar cómo es que al PRI lo
abandona su militancia y sus liderazgos para emigrar al partido de la 4T, con alguno de
sus dos más fuertes aspirantes al gobierno, Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier
Velazco .
El caso de Augusta Díaz de Rivera es similar.
A Eduardo Rivera ni le da ni le quita, sino todo lo contrario.
Porque algo le sucedió al PAN una vez que se convirtió en gobierno.
El caso es que la dirigente panista no encuentra cómo, o de plano no quiere, enfrentar al
gobierno morenista del estado, cuando hay muchos temas que como oposición podría
explotar para asumir su posición.
Pobre Eduardo Rivera, con esos aliados para qué quiere enemigos.
¿De qué le serviría figurar en las encuestas de cara al 2024 si no tiene un buen respaldo?
Ya pasó todo el 2022, ya arrancó el 2023 y la oposición, la malograda alianza en Puebla,
no da una.
¿Cuánto tiempo van a esperar más para arrancar la competencia por el 24?
¿Qué no se dan cuenta que Morena les está comiendo el mandado?
Los panistas poblanos, de plano, no atan ni desatan.
¿No les dará vergüenza?
¿O esperan que le suceda lo mismo que al PRI y se vacíe su casa de militantes?
Por eso insisto que la “la garcialunización” igual los despierta.
Porque vaya que se les viene, con el tema, el mundo encima.
Ya si con esto no despiertan, que den por hecho su derrota en el 24.
¿O me equivoco?
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