Siempre pensé que nunca me pasaría, que no estaría en manos de la delincuencia, porque siempre, también, he evitado contestar llamadas al celular de números que no conozco, abrir mensajes extraños de cuentas que tampoco identificó y/o revisar cualquier tipo de correo que parezca extraño.
Sin embargo, los mexicanos y los poblanos, en particular estamos a merced de la delincuencia.
No hay poder humano, ni el judicial, ni el de las autoridades encargadas de mantener el orden público, ni mucho menos el de ciberseguridad, que proteja la integridad, los intereses y los bienes de los ciudadanos, siquiera medianamente.
Hoy en día, el gobierno de la república, la policía cibernética, las autoridades de las distintas fiscalías y hasta el ejército están más preocupados en quedar bien con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que en realizar bien su trabajo.
Prefieren estarle atizando a las grillas políticas y a los caprichos presidenciales, de la 4T, que en mantener la paz y tranquilidad del país.
Y ya ni se diga en proteger a los mexicanos, niños, mujeres, personas de la tercera edad y adultos en general.
Nadie está a salvo de la delincuencia y el crimen organizado, mientras, insisto, para el gobierno federal las prioridades son otras.
La delincuencia en el país está desbordada y podemos ejemplificarlo de mil maneras, con muchos datos y hasta casos locales y nacionales.
Hoy te asaltan, te matan y te tiran en cualquier terreno abandonado sin que las autoridades sean capaces de intentar hacer algo por ti para evitarlo.
Un claro ejemplo: el enésimo feminicidio de Ariadna Fernanda, presuntamente asesinada por una pareja de amigos, quienes después de una fiesta abandonaron el cuerpo de la joven en la carretera La Pera-Cuautla, del estado de Morelos.
Y como este hay otros delitos que parece nunca terminan, que ya son parte del día a día, de los fenómenos sociales que nunca terminan, y que abundan en tiempos de la 4T.
Los fraudes cibernéticos, particularmente el robo de tus datos, de tus claves de banca electrónica, de redes sociales, del sistema operativo de los teléfonos celulares y del hurto de la cuenta del WhatsApp nadie los detiene.
Me pasó ayer en la madrugada, sin darme cuenta que habían entrado de alguna forma a mi cuenta de WhatsApp y se habían apoderado del número de celular y, por supuesto, de mis datos personales y de todos mis contactos.
Previamente, un día antes, OJO, al cargar gasolina en la estación de Pemex, ubicada en la Avenida Nacional y Avenida Margaritas, extrañamente se había hecho mal uso de mi tarjeta por parte de uno de los despachadores.
Una mujer que me atendió en la bomba 4 de la gasolinera me aseguró que había pasado mi tarjeta y no tenía saldo, por lo que debía pagar la carga de gasolina en efectivo o con otra tarjeta.
Y así lo hice; sin embargo, precisamente por precaución, pagué parte en efectivo y parte con la misma tarjeta, que ahora sí había sido aceptada después de pasarla otra vez por la terminal.
Un tanto extrañado me trasladé a mi destino, donde después de más o menos 3 horas, me di cuenta que el banco me había notificado que se habían hecho dos cobros indebidos por parte de la gasolinera, a donde acudí de inmediato y donde, en efecto, aceptaron el abuso y la devolución del dinero, pero mediante un trámite que tarda, me advirtieron, semanas o meses.
Entonces, en la madrugada, fue cuando llegó el hackeo de la cuenta de WhatsApp.
A partir de allí me dispuse a anunciar en redes sociales que mi cuenta había sido hackeada y no era yo quien empezó a enviar mensajes a mis contactos para robarles su dinero bajo el pretexto de una supuesta emergencia, por lo que solicitaban el apoyo de $4500 a mi nombre.
Los mensajes han sido cientos, a muchos de mis contactos, quienes, en su mayoría, afortunadamente, no cayeron en la trampa y en el robo, aunque algunos sí depositaron las cantidades que pidieron los ladrones.
Lamentablemente, el hackeo de WhatsApp es muy complejo y solucionarlo es un martirio, la empresa telefónica se deslinda de cualquier mal uso de las cuentas, pues sólo te pueden ayudar cambiando el número y dando de baja el que utilizas con la cuenta hackeada, o la SIM.
La empresa WhatsApp es muy lenta en su apoyo, hay que seguir varios pasos, esperar a que te contesten por correo y esperar mucho tiempo, incluso días para que te respondan por correo tu reporte de hackeo
Lo mejor que podemos hacer los ciudadanos de a pie, desprotegidos por las autoridades judiciales, es implementar todo tipo de candados para evitar que nos hacken y accedan a nuestras redes sociales, cuentas de chats, al sistema operativo, a la banca que tengamos, y a todos nuestros datos personales.
Los delincuentes que me hackearon el WhatsApp tienen distintas cuentas bancarias a nombre de diferentes personas:
Tienen una cuenta de Banco Azteca, a nombre de Alba Leticia Reyes Vela; una más en BBVA, a nombre de Ana María Gutiérrez Damián; y una tercera de Santander, a nombre de Anaizet Medina Pérez. A ver si a las autoridades judiciales, cibernéticas, hacendarias, bancarias y de valores se les ocurre indagar, cancelar, congelar o incautar estas cuentas que son utilizadas para robar y defraudar a la gente.
A continuación, les dejo las recomendaciones para poder protegerse en caso de que su cuenta de WhatsApp haya sido hackeada:
¿Qué hago para recuperar mi cuenta? Si te encuentras en esta situación, sigue estos pasos:
Habla con tus contactos por teléfono u otra vía para que sepan que la persona que está controlando tu WhatsApp está suplantando tu identidad, así evitarás que puedan compartir información con él o ella.
Registra de nuevo tu cuenta de WhatsApp con tu número de teléfono.
Ingresa el código de seis dígitos que recibirás por SMS. Si se han hecho muchos intentos es posible que el SMS no llegue hasta dentro de unas horas, en ese caso intenta la llamada. En cuanto inicies sesión, se cerrará la sesión del ladrón.
Si además te pide un código adicional de seis dígitos, es posible que el atacante haya activado la verificación en dos pasos. En este caso WhatsApp no da muchas opciones: tendrás que esperar siete días para poder volver a usar la cuenta. La parte buena es que en cuanto hagas el paso 3, la sesión de la otra persona se cerrará por lo que en ese tiempo tampoco podrá usar tu cuenta.
¿Y si me han robado el móvil?
En el caso de que no tengas acceso al teléfono móvil por robo o pérdida hay varias formas de evitar que alguien pueda acceder a tus chats. Si tenías bloqueo de pantalla mediante código o huella, deberías estar a salvo. En cualquier caso, sigue estos pasos:
Bloquear la tarjeta SIM llamando a tu operador. Esto no cerrará la sesión activa de WhatsApp, pero sí impedirá que verifiquen la cuenta de nuevo ya que no podrán recibir el SMS.
Para asegurarte de que nadie acceda a tus chats hay que desactivar la cuenta. Para ello envía un correo electrónico a support@whatsapp.com poniendo en el asunto “Teléfono robado/extraviado: Por favor, desactiva mi cuenta” y adjuntando tu número de teléfono móvil con el prefijo internacional incluido (si es un número español, el prefijo es +34).
Para poder activar tu cuenta de nuevo tendrás que pedir un duplicado de la SIM a tu operador y volver a verificar la cuenta en un nuevo móvil. Ten en cuenta que si pasan 30 días desde que desactives la cuenta (paso 2), será borrada permanentemente.
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