Muy polémica y escandalosa ha resultado la relación entre el poder que ejerce el gobierno llamado de la Cuarta Transformación (4T), encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y la prensa -nacional e internacional-.
Porque para el mandatario los medios, así como entre sus seguidores y detractores, existen buenos y malos, conservadores y liberales, facciosos, amigos de la corrupción y defensores de los grupos oscuros.
Desde el gobierno existe una andanada contra quienes abiertamente critican a la 4T, a sus funcionarios, líderes, representantes, defensores y seguidores, pero, sobre todo, contra quienes se atreven a publicar algo relacionado con la familia presidencial.
Contrario a lo que la prensa podía hacer en el pasado, sin que se le linchara, reprimiera y amenazara, hoy ya no existe esa libertad de expresión pura en el país.
Por algo México es la nación más peligrosa del mundo para ejercer el periodismo.
A la fecha, tan sólo en lo que va del año, se ha registrado el asesinato de 5 periodistas, el último que murió a manos de un par de sicarios fue el periodista Heber López Vásquez, de 39 años, originario de Oaxaca.
En apenas mes y medio ya fueron acribillados cinco informadores que lo único que hicieron fue haber criticado al poder abiertamente desde sus medios y trincheras.
El caso más emblemático del conflicto entre la prensa y el gobierno de la 4T es el enfrentamiento de Carlos Loret de Mola vs AMLO.
El famoso periodista, junto con Víctor Trujillo, en su caracterización de Brozo, ha sido uno de los comunicadores más críticos e incisivos para con el gobierno de la 4T, por lo que ha sido fustigado por los seguidores obradoristas, particularmente en las redes sociales.
Recientemente, durante su conferencia matutina, el presidente, amparado con información que supuestamente le hizo llegar la gente, expuso las cifras de los supuestos ingresos económicos del periodista, quien en el portal Latinus publicó un reportaje sobre la residencia en la que vive el hijo mayor del presidente, José Ramón López Beltrán, y su esposa, Carolyn Adams, una casa ubicada en Houston, propiedad de un ejecutivo de Baker Hughes, empresa contratista de Pemex.
Empero, el presidente AMLO fue duramente criticado por esta acción debido a que habría violado varios artículos de la Constitución, particularmente los que tienen que ver con la Ley General de Protección de Datos Personales, la cual refiere en su artículo VI, que “el Estado garantizará la privacidad de los individuos y deberá velar porque terceras personas no incurran en conductas que puedan afectarla arbitrariamente”.
Según el artículo, el derecho a la protección de los datos personales, “solamente se limitará por razones de seguridad nacional, en términos de la ley en la materia, disposiciones de orden público, seguridad y salud públicas o para proteger los derechos de terceros”.
Y así como este caso existen, también, muy parecidos en muchos estados de la república, donde no se tolera la critica al gobierno y a sus gobernantes.
El presidente AMLO es quien lleva la batuta para arremeter contra quienes critican su función y su entorno, cosa que él siempre reprobó cuando aspiraba a la presidencia de la república.
Incluso, acusó y lamentó que los gobiernos del Prian acallaran las voces de los distintos medios de comunicación, quienes los criticaban.
Lamentablemente, hoy por hoy existe ya esa consigna de atacar a los medios, a los comunicadores y a todos aquellos que no se sometan al yugo gubernamental y a sus indicaciones.
El patrón de censura y persecución es el mismo del pasado: periodistas que arriesgan sus intereses e integridad por publicar sus opiniones, comentarios, información veraz, corrupción o los abusos del poder.
Lo cierto es que la 4T no sólo ha enfrentado, atacado y perseguido al periodismo crítico, sino que ha alentado al resto de los poderes, de los gobiernos y de los gobernantes a someter y a enfrentar a los periodistas y/o comunicadores.
Ahora, la nueva estrategia del gobierno es dejar que los medios se critiquen, se persigan, se difamen y se maten entre sí cambio de prebendas.
Allí están los casos de Chumel Torres vs Jairo Calixto, por ejemplo, dos personajes públicos que hacen periodismo, o el de Sabina Berman vs Carlos Loret, o el de muchos otros que podíamos enlistar, el punto es que esto es lo que ha provocado la 4T.
Ojalá que los medios y sus protagonistas lo entendamos y razonemos, porque son momentos turbulentos para la prensa, a la que se le desprestigia y estigmatiza.
Bien dijera el Buki, Marco Antonio Solís, ¿a dónde vamos a parar?, carajo…
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