Rusia acusó ayer a Occidente de “provocar tensiones” en torno a Ucrania y denunció que Estados Unidos colocó en el poder a “nazis puros” en Kiev, en una tormentosa sesión del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre la concentración de fuerzas rusas en la frontera ucrania.
La embajadora estadunidense, Linda Thomas-Greenfield, replicó que la concentración de más de 100 mil soldados rusos en la frontera constituye “la mayor movilización” militar en Europa en varias décadas, y acusó a Rusia de perpetrar ciberataques y campañas de desinformación.
“Ellos están intentando, sin fundamento alguno, retratar a Ucrania y a los países occidentales como los agresores, a fin de inventarse un pretexto para atacar”, declaró Thomas-Greenfield.
Los ásperos intercambios ocurrieron luego de que Moscú no pudo evitar la reunión, donde quedaron en evidencia las amplias discrepancias entre las dos potencias nucleares. Fue la primera sesión en que todos los participantes en la crisis ucrania hablaron públicamente, aunque el Consejo de Seguridad no tomó acción alguna.
El encuentro en la sede del organismo mundial dio inicio a una semana de varias acciones diplomáticas de alto nivel. Rusia ha concentrado unos 100 mil soldados cerca de la frontera con Ucrania, suscitando temores de una invasión.
Rusia niega tener tales intenciones, pero exige que la OTAN prometa jamás incorporar a Ucrania, cese sus despliegues cerca de la frontera rusa y retire sus fuerzas de los países de Europa del Este. La OTAN afirma que esas exigencias son inaceptables.
El embajador ruso ante la ONU Vassily Nebenzia manifestó que Estados Unidos genera “histeria” con la convocatoria de la reunión del Consejo de Seguridad para hablar de Ucrania, y lo acusó de “provocar tensiones y provocar una escalada”.
“Usted casi quiere que esto ocurra”, declaró Nebenzia dirigiéndose a Thomas-Greenfield, y aseguró que ninguna autoridad rusa ha amenazado con invadir la ex república soviética y que “a los ucranios les han lavado el cerebro con la rusofobia de Occidente”.
Nebenzia culpó a Estados Unidos por el derrocamiento en 2014 de un gobierno ucranio que era más afín a Rusia, y denunció que ello trajo al poder a “nacionalistas, radicales, rusófobos y nazis puros”, y ocasionó antagonismo entre Rusia y Ucrania.
“Si no hubieran hecho esto, estaríamos viviendo en un espíritu de buenas relaciones de vecinos y cooperación mutua”, expresó el embajador ruso.
“Sin embargo, hay algunos en Occidente que no quieren este escenario positivo. Lo que ocurre hoy día es otro intento de meter una cuña entre Rusia y Ucrania”, añadió.
Nebenzia abandonó la sala cuando le tocó hablar al embajador ucranio, dejándole la silla a su subalterno.
La votación sobre si realizar o no la reunión fue de 10 a favor y dos en contra. Rusia y China votaron “no”, y se abstuvieron India, Gabón y Kenia. Se necesitaban nueve votos para que fuera aprobada.
El presidente estadunidense, Joe Biden, señaló en un comunicado que la sesión del Consejo de Seguirdad fue “un paso crítico para hacer que el mundo hable a una sola voz” en cuanto a rechazar el uso de la fuerza, buscar una desescalada militar, fomentar la diplomacia y exigir que todos “se abstengan de cometer una agresión militar contra sus vecinos”.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que “la histeria provocada por Washington desata histeria en Ucrania, donde la gente está casi empacando sus cosas para ir al frente”.
Por su parte, Polonia aprobó el envío de munición de uso estrictamente defensivo a Ucrania en momentos en que el dirigente de Lugansk, Leonid Pasechnik, denunció el envío de mercenarios a Ucrania que se harían pasar por “asesores de la OTAN”.