Los poblanos, junto con nuestras autoridades municipales y estatales, apoyadas por los distintos poderes del estado, debemos abonar a que en la entidad y sus 217 municipios haya paz y tranquilidad, a como dé lugar.

A nadie conviene el escándalo.

El clamor de la sociedad en general es que en Puebla exista seguridad.

Y en los últimos meses, hay que decirlo y subrayarlo, los poblanos hemos entrado en un huracán de polémicas innecesarias que lo único que provocan es escándalo, inestabilidad social, mala imagen y falta de credibilidad a las instituciones de gobierno.

Me pregunto ¿qué necesidad hay de eso?

¿No se suponía que el gobierno de la 4T era distinto a los demás?

Ya debió exterminar la corrupción, a los malos servidores públicos, los abusos de poder, las malas decisiones en materia de gobernabilidad, la represión, la intolerancia, la insensibilidad y las acciones que afectan la reputación del estado.

Algo está pasando en Puebla que continuamos siendo escarnio público del resto del país.

Me parece que nuestras autoridades deben analizar a fondo la toma de decisiones y tratar de evitar poner al estado en la palestra pública, porque, insisto, ya son muchos los escándalos que nos están perjudicando.

Lo mejor es evidenciar a los responsables de tal o cual asunto que tenga impacto nacional y hasta internacional.

Por eso hay que tomar al toro por los cuernos y no vacilar, ni mucho menos desdeñar, cuando brota en la entidad un asunto grave como el del cuerpecito del bebé Tadeo, el cual apareció en el contenedor del penal de San Miguel.

La titular de la Secretaria de Gobernación, Ana Lucía Hill Mayoral, debe acelerar el paso, aplicar mano dura y emplear nuevas estrategias para lograr cambiar la percepción de la gente en cuanto al tema de seguridad en Puebla.

Porque hay más temas, además, del de Tadeo que requieren de una solución inmediata, tales como el conflicto en la Udlap, el nuevo del Colegio Humboldt, en donde por el vencimiento del comodato de las instalaciones donde se ubica la institución -en el municipio de Cuautlancingo-, ayer se obligó a su comunidad a que realizará sus actividades en línea.

Es urgente que gobernación asuma su rol y mantenga el orden, la paz y tranquilidad en un estado donde están sucediendo cosas que antes no pasaban.

El tema del feminicidio, en general, el atroz asesinato de Liliana Lozada de Jesús, modelo y madre de dos niños; el abuso y muerte de la niña de 10 años de edad, María Isabel, del municipio de Zoquitlán, ubicado en la Sierra Negra; el asesinado del presidente auxiliar de Xopanapa, en Huauchinango, Mariano Gregorio Gutiérrez, entre muchos otros casos, mantienen al estado en el ojo del huracán.

Y si a esto sumamos los constantes y variados cambios en el gabinete de gobierno del estado, la cosa se complica más.

Y qué decir de los conflictos políticos en contra del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien es blanco de ataques de distintos frentes, particularmente por los líderes de su mismo partido, Morena.

Porque hay que decir que el gobierno del estado camina en línea por una ruta distinta a la de su partido, debido a las graves diferencias que tiene con sus representantes.

Empero, es buen momento para dar un viraje en el gobierno y replantear la estrategia en materia de seguridad.

Tampoco el pleito con los medios conviene, lo mejor es mantener alianzas para lograr un equilibrio de fuerzas.

Los tiempos de la pandemia y el delicado tema de salud requieren de un gobierno más sensible, más abierto y más cercano a la gente.

No es momento de pleitos, de más escándalos y de abrir nuevos frentes.

Si existe un trabajo coordinado entre sociedad y gobierno las cosas, sin duda, podrían ser mucho más fáciles.

Se supone que los tiranos ya no están.

Así que el cambio, irremediablemente, ya debe llegar.

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