No hay duda que el gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta es una de las administraciones estatales que mejor manejo le dio a la pandemia generada por el Covid-19, para beneficio de los poblanos.

Me atrevería a decir, incluso, que comparado con el gobierno federal, la estrategia implementada por el mandatario rebasó por mucho las estupideces y ocurrencias del “Dr. Muerte”, Hugo López-Gatel Ramírez, a quien nadie le cree nada de lo que dice, y quien, lamentablemente, se mantiene como encargado de la contingencia por el Covid-19 en México.

En Puebla, desde luego, aunque hubo un leve tropiezo al inicio de la pandemia, durante los días posteriores se atacó el problema como se debía: con responsabilidad, recursos, contundencia y mucha delicadeza.

Se realizó todo lo necesario para poder evitar muertes, contagios y enfermos de forma masiva. El gobierno del estado se rifó y, aunque la federación lo dejó solo porque no envió ni dinero ni vacunas de forma oportuna, tampoco no dejó solos a los ciudadanos.

Mucho tiene que ver con esto el titular de la Secretaría de Salud, José Antonio Martínez García, quien es todo un profesional en su sector y un líder que logró domar la pandemia, con el apoyo irrestricto del mandatario.

La estrategia en materia de salud, cuidado y prevención son el mejor logro del actual gobierno de Puebla.

Ayer, el gobernador Barbosa rindió, ante el Poder Legislativo, su Tercer Informe de Gobierno, en el que destaca, insisto, el prudente y atinado manejo de la pandemia, además del combate a un sector de la delincuencia organizada.

Porque el combate contra el robo de combustible, de gas y de gasolina, es evidente, allí está porque hay detenciones, decomisos y una estrategia para evitar que las policías y mandos judiciales se asocien en Puebla.

El gobernador es tajante cuando hay que remover a los malos elementos de las distintas corporaciones por corruptos.

Sin embargo, aún le falta mucho por hacer, ya que ha tenido aciertos y desaciertos, porque nadie es perfecto.

Lo ideal para cualquier gobernador, presidente municipal o autoridad es que no haya aspavientos, inconformidades o manifestaciones que manchen tu informe, y ayer los estudiantes y padres de familia de la Udlap arremetieron contra el mandatario por el tema de la toma de su universidad.

El conflicto, hay que subrayarlo, es un asunto entre particulares, sin duda.

El gobierno ha dicho en repetidas ocasiones que nada tiene que ver en el caso, aunque hoy, a estas alturas, sería bueno que ya tome cartas en el asunto pero para tratar de ayudar a liberar la institución.

Es decir, no tienen injerencia en el tema pero sí podría apoyar la causa de los estudiantes inconformes, quienes lo único que desean es que se reabran las puertas de la Udlap y sus actividades regresen a la normalidad.

Me parece que el gobernador Barbosa bien podría solidarizarse con los estudiantes inconformes, sólo habría que hacer la gestión pertinente con quienes la tienen tomada.

A tres años de gobierno de Miguel Barbosa, en Puebla las cosas parece que empiezan a tomar rumbo.

Parece que los ajustes realizados a su gabinete por fin surtieron efecto y están rindiendo frutos, particularmente en salud y en la Secretaría de Turismo, donde parece que por fin existe una coordinación que permitirá hacer realidad la campaña que dice “Que reviva Puebla”.

Otra cosa que se agradece, y que parece que también ya se entendió, es que los atractivos de Puebla, esos que heredó la pasada administración, como la Estrella de Puebla, el Museo Internacional Barroco (MIB), el Teleférico, entre otros, sean considerados en la campaña de recuperación económica que se lleva a cabo.

La pandemia le ha servido al gobernador Barbosa para meditar y para replantear sus decisiones, toda vez que no todo lo heredado es malo, sobre todo cuando el tiempo que se ha perdido por el Covid afecta los planes que el mandatario tenía originalmente para Puebla.

Tal vez el tema de la inseguridad sea la única tarea pendiente en Puebla, aunque habrá que decir que es un asunto de interés nacional porque ni con el ejército se ha logrado disminuir la criminalidad en el resto del país.

Ojalá que el gobernador Barbosa arranque su cuarto año de gobierno con nuevas acciones que permitan recupera la economía y la estabilidad de todos los sectores.

Se requiere, también, de que no haya más confrontaciones con los sectores, con los líderes y hasta con otros funcionarios y militantes de Morena. A Nadie convienen más pleitos, esos sólo desgatan.

Está claro que en Puebla no gobierna Morena sino el barbosismo, una nueva clase política que debe garantizar gobernabilidad, igualdad, respeto, productividad, creatividad y mostrar que los vicios del pasado quedaron atrás.

Aún hay mucho tiempo para refrendar el poder y la efectividad del gobierno de Miguel Barbosa.

Nada más no se enojen.

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