Una matriz multisensorial para que los pequeños desarrollen habilidades mientras juegan; una aplicación para cuidar la salud mental de adultos mayores; una propuesta de Centro para la Preservación de la Lengua Popoloca. Los programas académicos del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura (DADA) de la IBERO Puebla se caracterizan por la entrega de proyectos que atienden necesidades específicas. 

Esta incidencia social desde el ejercicio profesional ha sido galardonada por quinta ocasión en el Premio Nacional de Diseño – Diseña México 2021. La delegación de la Universidad Jesuita obtuvo nueve premios y diez menciones honoríficas gracias a una serie de productos relacionados con ecología, salud integral, bienestar laboral, justicia social y herencia comunitaria.

Desde 2017, los reconocimientos al DADA han crecido exponencialmente y de manera diversificada. Así lo aseguró su director, el Mtro. Xavier Recio Oviedo, quien agregó que los productos requieren conocer una problemática, adaptarse a las condiciones del contexto y ofrecer productos que aporten a los fines sociales. “Desde las universidades debemos pensar en nuevas formas de abordar las prácticas creativas y culturales”.

La edición de este año convocó a artistas y diseñadores a poner el foco en problemáticas medioambientales. Además, otorgó premios especiales a proyectos de impacto en áreas como desarrollo tecnológico, desarrollo social, emprendimiento, economía y diseño conceptual.

Fue así que las Licenciaturas en Diseño Gráfico y en Diseño de Interacción y Animación fueron acreedoras al premio a la Mejor Tesis o Investigación en Diseño. Además, la Licenciatura en Diseño Industrial se llevó la mención honorífica en el eje Acción por el clima de la presea otorgada por la ONU. 

El DADA se hizo presente en los Premios Diseña MX a través de sus licenciaturas en Arquitectura, Arte Contemporáneo, Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Diseño de Interacción y Animación y Diseño Textil, así como de la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación.

El mundo y todo lo que en él existe es diseño. La vida material es creada para la interacción humana; por lo tanto, la responsabilidad de los diseñadores es que los productos impulsen el desarrollo de sociedades más justas y donde quepan diversas realidades. En palabras de la Lic. Mariana González de la Rosa, coordinadora de Diseño Industrial: “el diseño transforma la calidad de vida de las personas”.

 

El usuario es primero 

La educación pandémica ha prescindido de las interacciones humanas, lo que ha impactado especialmente a los pequeños en edades claves para el desarrollo social. Según la UNICEF, 77 millones de menores han sido privados de las aulas por la COVID. El proyecto TOTS, Pequeños Estímulos, responde a esta ausencia de contacto mediante un kit didáctico para mejorar el proceso de aprendizaje visomotriz desde casa.

Karla Samperio Gutiérrez, estudiante de Diseño Gráfico y autora del proyecto, observó en el pilotaje cómo el producto contribuye a generar los estímulos necesarios en cada etapa entre los tres y seis años. “Fue sorprenderte ver cómo a través de mi profesión pude generar un impacto en las personas; en este caso, de los niños y sus padres”. TOTS, indicó, crece junto a sus usuarios.

El paquete de materiales didácticos obtuvo el premio a la Mejor Tesis o Investigación en Diseño, al igual que la plataforma virtual TAMIGO desarrollada por Blanca Herrera, Ariel Jiménez y Ana Sánchez. Las estudiantes de Diseño de Interacción y Animación configuraron una app inspirada en la vitalidad de los adultos mayores que ven en el retiro un periodo vacacional tras una extenuante vida de trabajo.

Con un trabajo de campo en residencias y dormitorios para la tercera edad, las jóvenes comprobaron que, si bien la salud mental puede verse impactada por la soledad y el abandono, también existen muestras de proactividad en la apropiación y adaptación de espacios. “La vejez no es lo que culturalmente tenemos definido, que ya es lo último. No es el caso”. El fin último del asistente virtual, explicó Blanca, es dar una vida plena y feliz a los adultos mayores.

Por su parte, la arquitecta Jimena Galindo identificó una necesidad imperante en el municipio de Tlacotepec Benito Juárez, Puebla: el rescate de la lengua popoloca. Al igual que el 60% de las 68 lenguas indígenas de México, esta se encuentra en peligro de desaparecer debido al debilitamiento de su práctica.

Para su proyecto de titulación, ganador de la categoría Diseño de Espacios Interiores en los Diseña MX, propuso la creación de un instituto para la preservación del popolaco con sede en la cabecera poblana. El ITAN (“voz” en la lengua originaria) busca “honrar la identidad lingüística del pueblo desde lo colectivo”, al tiempo que apuesta por el aprovechamiento de energías sustentables.

Los trabajos reconocidos en este certamen nacional son muestra de una capacidad creativa de entregar propuestas de innovación que parten del conocimiento riguroso de la realidad y consideran las necesidades de los usuarios, la reciprocidad, el cuidado de la casa común y el diálogo intercultural.