Todo un cochinero administrativo, en el Congreso del Estado y la LXI Legislatura, heredó el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, el diputado de Morena Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien encontró un desastre que ya está limpiando.

Y es que la administración anterior, esa que inició el entonces diputado Gabriel Biestro Medinilla y que continuó, como si nada, la diputada Nora Yessica Merino Escamilla, también de Morena, hizo y deshizo a su antojo.

Total, ellos eran los que mandaban en ese momento y gozaban de impunidad y dinero.

Así que se la pasaron gastando y otorgando bases, colocando empleados de primero, segundo y tercer nivel como les dio la gana.

La LX Legislatura dio trato de reyes a sus allegados, amigas y compadres, con bases, plazas y sueldos nada despreciables.

Le heredaron a su antecesor una muy robusta nómina que no encaja ni tantito con las políticas y preceptos de Morena y la 4T, pues hay quien cobra sueldos de escándalo sin hacer siquiera la mitad de lo que le corresponde.

Por ello, en el Congreso existe un clima de incertidumbre, de enojo e inconformidad por parte de los trabajadores en general, el cual puede reventar de un momento a otro.

Las direcciones, francamente, son un desastre, por lo que ya se trabaja en reorganizar y reacomodar al personal, con el fin de que exista rendimiento, productividad y trabajo efectivo en la nueva legislatura, eso que no hubo antes.

Hay ejemplos que ponen el dedo en la llaga y que obligan al diputado Sergio Salomón a poner orden y a hacer justica a los trabajadores del Poder Legislativo, quienes son los que siempre se joden.

Por algo están que trinan contra algunos de los “jefes” designados en el pasado, algunos incluso morenovallistas, quienes lo único que han hecho es hacerles la vida de cuadritos a sus subordinados.

Los malos tratos, las ofensas, las malas palabras, las amenazas y las acciones que ofenden a un “empleado de clase media”, como algunos les llaman, son el pan de cada día en el Congreso.

Uno de los casos, es el de Daniel Bautista Álvarez, quien goza de un sueldo con base “oficial A”, y quien está a cargo de una de las direcciones Congreso.

Resulta que este sujeto goza de una plaza o base gracias a los buenos oficios del ex líder del Congreso, el morenovallista Jorge Aguilar Chedraui y de su entonces jefa de comunicación, Vanessa Marissa González Salinas.

Ellos fueron quienes lograron la base a Daniel Bautista, a quien beneficiaron pasándose por el arco del triunfo el derecho de algunos trabajadores hasta con 15 y 20 años de antigüedad, quienes tenían más derecho a un puesto fijo y no eventual.

Por cierto, en aquel momento Vanessa González se hizo directora gracias a que Jorge Aguilar modificó la ley, pues ella no contaba con título de licenciatura en comunicación.

Y como su amiga Vanessa no era comunicadora, Jorgito ordenó modificar la Ley Orgánica y el Reglamento Interno del Poder Legislativo para que pudiera asumir el cargo, sólo que dos meses después que ella rindió protesta como directora, en 2016.

Así de burdos y marranos.

Hoy, Bautista Álvarez es como de apoyo en general, va por las tortas, las aguas, los mandados y por los niños a la escuela. En otras entregas de Posdata ya abundaré sobre el tema.

En sus ratos libres este sujeto se la pasa jugando en su celular y durmiendo la mona, con la seguridad de que no lo pueden correr porque apoya a los jefes en sus cosas personales.

Un ejemplo más es el de Janeth Pampin Specia, quien ingresó al Congreso del Estado como empleada de confianza, de apoyo en el área de comunicación, pero posteriormente, se dio la orden de colocarla como Jefa de Enlace Institucional, con un suelo de 17 mil pesos.

Ni los empleados legislativos con más de 10 y 15 años de antigüedad y trabajo ganan esa cantidad, por ello incluso se agudizó la inconformidad.

Aunado a ello, los trabajadores alegan malos tratos y prepotencia de parte de la funcionaria, a quien trataron y reconocieron por su sencillez, en un inicio, pero con su ascenso repentino las cosas cambiaron por despotismo, arrogancia y groserías.

Incluso, se dice que abre la boca de más y habla mal de las personas; dice pestes de quien la ayudo cuando no tenía nada, cuando enfrentaba una crisis profesional y personal.

Empero, la cosa no para allí, porque se dice que gracias al amor y a cupido, y a las gestiones de la administración pasada en el Congreso, los sueldos y salarios se incrementan y los horarios de trabajo se adaptan.

Afortunadamente, la actual administración del Congreso, encabezada por el diputado Sergio Salomón Céspedes, ya está poniendo orden.

Y es que su amistad, confianza y cercanía con el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta así se lo exige.

En el Congreso del Estado, como en cualquier otra dependencia, debe haber justicia, orden, disciplina, trabajo y responsabilidad, de lo contrario la LXI Legislatura, en este caso, no va a brillar.

 

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