Tristemente, varios municipios de la zona conurbada de Puebla se convirtieron -por tres largos años- en San Pedro de los Saguaros, aquel pueblo ficticio, de la película “La Ley de Herodes”, creado para darle vida a Juan Vargas, el personaje de Damián Alcázar que gobernó el pueblo bajo su propia ley.

En el largometraje, una comedia satírica sobre la corrupción política en México, Juan Vargas noble militante del PRI y encargado de un basurero municipal, asume el cargo de edil de San Pedro con las mejores intenciones

Sin embargo, al llegar al pueblo, descubre los beneficios del poder y la corrupción, por lo que incluso modifica la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a su antojo y beneficio.

Ya en su papel de edil abusivo y abusador, Varguitas, como nombran a Juan por sus excesos, se convierte en un tirano, capaz de todo con tal de amasar poder y dinero a manos llenas.

La película, vale la pena destacarlo, fue censurada por el gobierno priista, pues abordaba directamente la trama de abuso, exceso y descomposición política que ya vivía el país en el año 2000.

Sin embargo, por la presión, la crítica y la molestia del público, el filme pudo ser difundido, exhibido y visto en el cine sin corte alguno.

De sobra está decir que fue una película producida para censurar y criticar al gobierno priista, así como las malas prácticas del partido hegemónico en México.

Empero, lo grave de todo esto es que esta misma historia se vio reflejada en Puebla, durante los últimos tres años, al menos en municipios como Puebla capital, las Cholulas, San Pedro y San Andrés, en Atlixco, entre otras regiones.

La mayoría administradas por Morena, a excepción del municipio de Atlixco, el cual fue “desgobernado” por Guillermo Velázquez Gutiérrez, quien, por cierto, va a heredar un municipio hecho trizas a Morena y a la presidenta municipal electa Ariadna Ayala Camarillo.

En estas demarcaciones también se vio a sus Varguitas, quienes hicieron y deshicieron a su antojo durante los tres años de gobierno.

Lo extraordinario y sorprendente, es que estos y estas presidentes municipales pertenecen al partido del supuesto “cambio”, al impulsor de la 4T, al partido en el poder en el país, al que supuestamente es de izquierda.

Cosa que no se vio reflejada en ningún momento de su gobierno, pues, de entrada, perdieron las elecciones ante su rival más duro, el PAN.

Los ciudadanos decidieron no reelegirlos y mantenerlos en el poder por una simple y sencilla razón: no fueron ni buenos gobiernos, ni mucho menos se mostraron como administraciones austeras cercanas al pueblo.

Y la prueba de ello está en que fueron autoritarios, corruptos, mentirosos, opacos, grises, además que evadieron sus responsabilidades.

En los citados municipios no hubo grandes obras, trabajos insignia que mostraran el avance y crecimiento de cada municipio; tampoco programas sociales de impacto, mucho menos apoyo a los ciudadanos en pandemia, y ya ni decir de respaldo a los empresarios, chicos, medianos o grandes.

Al contrario, hasta el cierre de su gestión, Claudia Rivera Vivanco (Puebla), Karina Pérez Popoca (San Andrés Cholula), Luis Alberto Arriaga Lila (San Pedro Cholula) y Guillermo Velázquez (Atlixco) fueron polémicos por su peculiar estilo de gobernar, “por sus pistolas”.

Claudia Rivera dio paso a que el centro de la ciudad, incluidas las calles aledañas al zócalo, se convirtieran en tierra de nadie, en espacios invadidos por los ambulantes, quienes siguen generando ganancias millonarias para su gobierno, y en un completo basurero.

En la ciudad no hubo obra, sólo negocio redondo personal

En San Andrés, ocurrió lo mismo. Karina Pérez se la pasó ocultando compras oscuras, evadiendo la adquisición de vehículos de lujo para su uso persona, y escondiendo pagos por mercancía adquirida por el municipio que nunca fue entregada al ayuntamiento.

Nunca hizo clic con los empresarios de poder que tienen sus negocios en los terrenos de San Andrés, con quienes generan empleos, derrama económica y acciones para que la región crezca.

Karina se peleó y enfrentó con los medios de comunicación, a quienes no tolera por “muertos de hambre” y “por qué no la conocen”.

En el caso de Luis Alberto Arriaga, su gobierno fue polémico porque se enfrentó a su antecesor, José Juan Espinosa Torres, compadre de grado y quien le habría heredado el poder.

Ambos se acusaron de traidores.

Finalmente, Memito Vargas, perdón, Velázquez, de Atlixco, tiene los mercados, el zócalo, las colonias y las distintas comunidades pertenecientes a su región totalmente abandonadas.

En Atlixco priva la inseguridad, el feminicidio, el crimen organizado, la corrupción y toda clase de irregularidades y abusos en agravio del erario.

Pronto, muy pronto, saldrán a la luz los abusos, gastos y excesos de Memito.

¿Verdad que bien podría filmarse la segunda versión de La Ley de Herodes en cualquiera de estos municipios poblanos?

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