Conocedor de los entretelones de la política local y nacional, el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, les propinó tremendo coscorrón a dos legisladores poblanos –con pasado de ex priistas- que ya se mueven con miras al 2024, Ignacio Mier Velasco y Alejandro Armenta Mier.
Con razones suficientes, y con la verdad en la mano, el mandatario envió sendos mensajes al senador y al diputado federal, líder de la bancada de Morena en la cámara de diputados.
El mensaje, en general, hay que decirlo, fue demoledor.
Directo y sin maquillaje.
Duro y a la cabeza.
Y es que evidenció, antes que nada, que ninguno de los dos -ni Nacho, ni Armenta- se han ocupado de cuidar y preservar los intereses de los poblanos, ni mucho menos de gestionar los recursos necesarios para su estado, ese que según representan, aman, y por el que tienen la obligación de trabajar.
Cero pesos del erario, “en tres años de trabajo”, gestionaron Nacho y Armenta para Puebla, informó el gobernador Barbosa.
Que grave, y que pena, carajo.
De plano hemos vivido en el engaño.
Esa es Morena y la 4T, o más bien los representantes del pueblo cobijados por el partido en el poder.
¿De qué nos sirven ese tipo de servidores públicos?
Lo que sí está claro, es que ni Nacho ni Alejandro tienen la venia del gobernador para jugar en el 2024.
Me parece que es todo lo contrario.
Porque Barbosa ya abrió la baraja y aseguró que no hay favorito, que habrá las mismas oportunidades para todos aquellos que deseen su cargo.
¿Así, o más claro?
El gobernador incluso fue más allá, y fue aún más duro, cuando dijo que le gustaría que el candidato de Morena, para la gubernatura de 2024, fuese un personaje de izquierda, “un hombre o una mujer honrada y austera”.
Y tiene perfectamente claro que ni Armenta, ni Nacho son hombres y políticos de izquierda, y en lo personal agregaría que tampoco tienen nada de austeros.
¿Y si no cumplen con su papel de gestores, de legisladores de beneficio para su estado, entonces a qué diablos se dedican?
De Armenta, hay que decirlo y subrayarlo, Miguel Barbosa nunca ha sido partidario, sobre todo cuando la traición se hizo presente entre ambos.
Al parecer, la intención de Armenta, de descarrilar al barbosismo para intentar quedarse con el estado, siempre será recordada y castigada.
Y el gobernador parece tenerlo muy claro, y no es para menos.
Por ello, ahora que goza de cabal salud, de la gubernatura, del poder y del control del estado, no se cansará de manifestarlo.
En el caso de Nacho Mier, al gobernador, se dice, no le gusta nadita que el líder de la bancada morenista en la cámara de diputados se haya aliado con Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional de Morena.
Sobre todo, cuando el líder morenista mantiene acuerdos con su peor enemiga en el estado, la edil Claudia Rivera Vivanco, a quien siguen protegiendo desde Morena y, al parecer, desde Palacio Nacional.
Además, al gobernador parece no gustarle la amistad, relación y trato que Mier tiene con Enrique Doger Guerrero.
El motivo, sólo él lo sabe.
Aunque, en su recomendación parece estar la clave, pues le dijo a Nacho y a Armenta que “limpien sus expedientes, separen a los malos amigos, separen a los socios malos, porque van a entrar en un proceso de competencia interna, entre ellos mismos (sic), y otros, en los cuales se someten a la evaluación de todo…”.
Por lo pronto, el gobernador Barbosa parece haber descartado ya a estos dos legisladores como sus posibles sucesores.
Ya veremos qué sucede.
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