Algo pasa en el aún Ayuntamiento morenista de Puebla que amenaza en convertirse en una bola de nieve.
Un asunto muy peligroso para su máxima autoridad, la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco, quien podría incluso caminar en la cuerda floja y estar a merced de la autoridad judicial, una vez que concluya su mandato, si no se detiene.
Me pregunto si no se darán cuenta o, de plano, las acciones que se están ejecutando van con toda la intención del mundo.
Porque el desorden, la falta de conocimiento o las malas intenciones de este gobierno para licitar obras que exceden su periodo de mandato, se van a convertir en un lastre para quienes estén implicados en ellas -en materia administrativa-, para los constructores que decidan aceptar los contratos y en un verdadero dolor de cabeza para los funcionarios salientes, porque entonces tendrían que enfrentar a la justicia.
Y es que ejecutar el “año de Hidalgo” les va a perjudicar, y podría pegar como un bumerang afectando, también, a aquellos constructores que intenten aprovechar la desesperación de quienes pretenden llevarse hasta los lápices, o que simplemente acepten ser parte de un cochupo movido por la falta de contratos a causa de la pandemia.
Una cosa si es segura, ante las posibles graves irregularidades que todo esto pudiera acarrear, el equipo del presidente municipal electo, Eduardo Rivera Pérez, está convencido de que sería imposible cubrir las deudas a las empresas que decidan emprender -de última hora- las “obras exprés” que está licitando y adjudicando la administración claudista.
Esto, desde luego, dejaría a los constructores en un escenario complicado ante las omisiones y engaños de un ayuntamiento polémico, golpeado, desfondado y ya desgastado.
Sobre todo si, como se dice, desde la Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos de la ciudad la planeación de estas licitaciones se saltan todas las normativas, incluida la Constitución local que, en su artículo 57, establece que es facultad del Congreso del Estado de Puebla “aprobar los contratos que celebran los Ayuntamientos cuando tengan duración mayor del periodo para el cual hubiesen sido electos”.
En pocas palabras, Lalo Rivera, con la ley en la mano, podrá, con toda razón y justificación legal, desconocer estos contratos que, seguramente por lo que ha demostrado esta administración a lo largo de 3 años, estarán cargados de inconsistencias.
Así que abusados, señores constructores.
Al rato no salgan con que a Chuchita la bolsearon.
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