Las empresas que extraen agua por miles de millones de litros por segundo en Puebla, las cuales se ubican en las comunidades que forman los alrededores del socavón surgido en Juan C. Bonilla, piensan que los ciudadanos somos idiotas.
Y lo peor, creyeron que las autoridades se tragarían el cuento de que el tremendo hoyo formado en los cultivos de Santa María Zacatepec no tiene nada que ver con la absorción indiscriminada del vital líquido.
Me parece que sólo un tonto, o un reverendo imbécil, creerían que el socavón se formó de la nada. O que no fue por la explotación del subsuelo poblano.
Ya sólo le faltó decir a la empresa Bonafont de Puebla que fueron los extraterrestres los responsables de tremendo e impactante hoyo, el cual ya es internacionalmente famoso y hasta un lugar “turístico”.
Que bueno que el gobierno del estado, a través de la secretaria del Medio Ambiente, Beatriz Manrique Guevara, informó que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) determinó que el socavón es resultado del consumo de agua humano.
De acuerdo al diagnóstico emitido por los investigadores del IPN, en la zona existen más de 47 pozos, pues los campesinos han realizado hasta el doble porque se han encontrado más artesanales que los que están registrados oficialmente.
De estos, se supone que el 80% son de uso agrícola, el 15% de uso doméstico y 5% de uso industrial.
Empero, las empresas como la misma Bonafont y Volkswagen, además de compañías textiles y otras proveedoras que forman parte de la industria automotriz, son las que más agua consumen.
Y si a esto agregamos la erosión del suelo por la sequía de tres años, la cual provocó que los niveles de agua cayeran en 35%, en comparación con el promedio, además que en este 2021 las intensas precipitaciones dejaron a Zacatepec con 85% más del agua promedio, entonces lo que pasó es que el suelo se colapsó por ser muy arenoso y se formó el famoso socavón.
Recientemente, escribí una columna sobre la escases de agua en Puebla, la cual está siendo provocada por tres factores: por la contaminación, por la industria y por el consumo humano.
Puebla está en riesgo, incluso, de sufrir “un estrés hídrico” en el mediano plazo, por la falta del agua y por la grave contaminación.
Es decir, estamos a punto de encender los focos rojos porque nuestra agua se acaba por no cuidarla.
Les dejo una parte de esa columna, la cual revela la gravedad del asunto con respecto a escases del agua y a las consecuencias que esta genera:
“Tan sólo en la junta auxiliar de Santa María Zacatepec, perteneciente al municipio de Juan C. Bonilla, existen cinco títulos de concesión para explotar los mantos acuíferos, lo que seguramente provocó el famoso socavón.
Según datos del Registro Público de Derechos de Agua (Repda), de la Conagua, existen diferentes concesiones para la explotación del vital líquido uno de ellos es el que tiene Soapap y/o la empresa Agua de Puebla, que, junto con otros, como Bonafont, suman cinco títulos de concesión, los cuales se resultan en la extracción de 121 millones 649 mil 069 metros cúbicos de agua al año.
El problema del agua en Puebla, y en general en el resto del país, verdaderamente es grave.
Es mucha la corrupción alrededor del tema, la contaminación, la falta de una cultura para el cuidado del agua, del medio ambiente y de un escaso trabajo legislativo y legal para poder evitar la sobre explotación de los mantos acuíferos y las afectaciones a los bosques.
Porque la escasez del agua también se debe a la tala clandestina, a que se siguen depredando los bosques del volcán Popocatépetl y de la Malinche, por ejemplo.”
Hasta allí el planteamiento que ofrecí en aquella columna.
La pregunta es ¿y así nos seguimos preguntando por qué carajo surgió el socavón?
Ya ni la friegan.
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