Si algo le faltaba a Puebla para continuar en la ruta del escándalo, es que se embargara a una de sus universidades más importantes, la Udlap, por el pleito familiar que existe entre la familia Jenkins, particularmente entre los hermanos Guillermo y Roberto Jenkins de Landa.

Y es que, si bien es un pleito familiar o entre particulares, se dice que el problema ya también tiene tintes políticos porque, desde el sexenio morenovallista, el gobierno del estado metió la mano.

La historia de pleito por la herencia y fortuna, aunque con sus matices por tratarse de una fundación, es la misma: la familia se pelea la propiedad intelectual (por un nombre), por la fundación, por los bienes y por una fortuna que alcanzaría los más de 750 millones de dólares.

Así que ya no sólo es el pleito personal entre dos gobernantes, líderes políticos e integrantes de Morena, ni mucho menos el feminicidio, tampoco el famoso socavón, o los arrancones, o el robo a despoblado de parte del morenovallismo a las arcas del estado, ni tampoco el triste y grave saqueo de arte en los museos poblanos.

Ni tampoco los arrancones, o la inseguridad, o de plano la pandemia por el Covid-19, no, esta vez parece haber un escándalo mayor en Puebla por la disputa de una familia que se quiere arrebatar y apropiar de la fortuna depositada en la Fundación Mary Street Jenkins.

Se disputan una fundación que ha sido benefactora de Puebla, de su economía, de su gente y de su educación por muchos años, por disposición de su creador William Oscar Jenkins.

Aún recuerdo mis días como reportero de la fuente educativa, cuando asistía a los eventos y conferencias de prensa que se ofrecían en la Udlap, antes sólo UDLA, hasta que el nombre le fue arrebatado al patronato.

Es más ¿quién no ha asistido a uno de los partidos de fútbol americano, o a disfrutar de un clásico de básquetbol, o de voleibol, entre los Aztecas y las Águilas de la Upaep?

La Udlap es, sin duda, una de las mejores instituciones privadas de educación superior del estado, junto con el Tec de Monterrey, la Ibero, la Upaep, entre muchas otras que tienen el mismo nivel educativo.

Es, además, de las universidades más caras y cotizadas del estado, e incluso del país, cuenta con reconocimientos internacionales por su calidad académica y es una de las puntas de lanza en materia educativa y de apoyo social en México, por su fundación.

Empero, todos los bienes que posee la Fundación Mary Street Jenkins van más allá de la Udlap y de todo su potencial académico, pues cuenta con otros espacios educativos y deportivos como El Colegio Americano de Puebla y los Clubes Alpha, además de inmobiliarias, centros comerciales y otros negocios que generar muchos recursos.

¿Cómo no va a generar un pleito de escándalo la multimillonaria fortuna que posee la Fundación, en la que William Oscar Jenkins depositó todo el poderío económico que amasó en México, desde su llegada de Tennessee, en Estados Unidos?

Sin embargo, el escándalo que reventó en la Udlap y en el estado parece tener serios tintes políticos, pues se dice que Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la república, estaría metido por un pleito histórico que mantiene con la institución, y con la mayoría de los integrantes de la familia Jenkins que integran el patronato, por la propiedad del nombre de la UDLA en la Ciudad de México.

Ayer que se realizó el embargo a la institución trascendió que las corporaciones de las policías estatal y la Guardia Nacional participaban en el mismo; sin embargo, la policía federal desmintió la versión, pues la incautación se ejecutó por los gendarmes locales.

El pleito legal surgió a raíz de la denuncia interpuesta por Guillermo Jenkins ante la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla, durante la gestión del ex gobernador finado Rafael Moreno Valle Rosas, quien reclamó su posición como “patrono” de la fundación y que los bienes económicos de esta fuesen devueltos a Puebla.

En aquel momento, el denunciante acusó que los recursos de la Fundación Mary Street Jenkins fueron sacados del estado y enviados presuntamente a un paraíso fiscal, en Barbados y Panamá.

Interpuso sendas denuncias en contra de sus hermanos Roberto, María Elodia, Margarita y Juan Carlos Jenkins de LandaElodia Sofía de Landa Irizar de Jenkins y Juan Guillermo Eustace Jenkins por supuestamente apoderarse de 14 mil millones de pesos propiedad de la fundación.

La disposición de William Oscar Jenkins siempre fue que la fundación Mary Street Jenkins, junto con todo su capital, trabajara en actos de beneficencia o caridad para los poblanos, por lo que desde su creación -en 1954-, apoyaría acciones en materia de educación, salud, cultura, deporte y asistencia social.

El supuesto despojo de los 14 mil millones de pesos a la fundación, lo realizó la familia Jenkins de Landa mediante una donación simulada en favor de la llamada “Fundación Bienestar de Filantropía”, institución controlada por ellos mismos.

El pleito hoy, ya no es por ese monto sino por todos los bienes de la Udlap, los cuales ya pusieron a Puebla nuevamente en la plataforma del escándalo.

Los estudiantes que habían regresado a algunos talleres y clases fueron desalojados, y ellos qué culpa tienen.

¿Qué más nos falta pasar a los poblanos, ante esta mala racha económica, política y social que nos dejó la pandemia y los pleitos personales?

Ojalá pronto vuelva la calma.

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