En el PAN poblano se vive el mundo al revés, pues su dirigente Genoveva Huerta Villegas, quien ya prepara su reelección, junto con su panda de amigos y compadres no conoce la congruencia.

Primero, está su intención de reelegirse en el cargo, de perpetuar su gestión al frente del albiazul, tal como lo pretendían hacer los políticos de Morena y la 4T en la pasada elección, pero que, al final, vieron frustradas sus perversas intensiones.

¿Pues qué no entendió el mensaje?

Bien dicen que el poder y la política te ciegan.

Y ya vimos que a la gente, o al menos a los poblanos, no le gusta que sus funcionarios públicos y, en general, sus políticos sean gandallas, sean abusivos, se avoracen y se quieran comer todo el pastel solos.

Pero no, señor, esto allí en el PAN les viene valiendo madre.

Sigue prevaleciendo la actitud irracional, la voluntad propia, el interés personal y el cacicazgo.

Y lo peor en el PAN ni siquiera es que se haya nombrado a Jesús Giles Carmona, ex candidato perdedor a edil de Santa Clara Ocoyucan, como secretario general, para nada, eso es lo de menos porque ya sabemos cómo se las gastan en la dirigencia albiazul.

Lo realmente grave es que Genoveva Huerta haya designado a Eduardo Alcántara Montiel, su malogrado asesor y diputado plurinominal electo, como coordinador de la bancada panista en el Congreso del Estado.

Bien dice el bigotes, mi amigo el ducho periodista Alejandro Mondragón, “no tienen madre”.

Esto, a pesar de la denuncia que pesa sobre Alcántara por los delitos de acoso sexual y violencia política de género, por parte de su compañera de partido, así es de otra panista, Erika de la Vega Gutiérrez, quien, además, interpuso senda denuncia, ante la Fiscalía General del Estado (FGE), por hostigamiento e intimidación.

Con razón aquello de “a los enemigos la ley a secas, mientras que a los amigos la ley y gracia”.

Pues no Genoveva y los entonces candidatos y candidatas a diputados -locales y federales- pegaron el grito en el cielo por el escándalo del asqueroso diputado federal de Morena, Saúl Huerta Corona, quien drogó y abusó de un menor de edad en un hotel de la Ciudad de México.

¿O siempre no está en contra del abuso sexual en todas sus modalidades?

¿O como ya las elecciones pasaron todo se les olvidó?

¿De verdad que va a cometer ese error garrafal Genoveva?

¿Va a traicionar a las mujeres, a las feministas poblanas, a todos y todas las defensoras de las víctimas?

¿De ese tamaño es el PAN y la dirigencia que tanto presume?

Me parece que ya su actitud está dejando mucho que desear.

Debió haber consultado, analizado o reflexionado tan aberrante nombramiento mucho antes.

¿O ahora con qué les va a salir a los panistas poblanos?

¿Tan grandes son los intereses?

Es evidente que la nueva guerra intestina en el PAN ya comenzó, y Genoveva está haciendo todo lo necesario para allanarse el camino a fin de lograr su reelección en la dirigencia.

Parece que el único objetivo, y prioridad, es mantenerse como mandamás del albiazul en el estado, no hay más, ni siquiera la justicia entre su militancia.

Y todos los candidatos panistas que participaron en las elecciones pasadas dónde están, que al hacer oídos sordos de las decisiones de Genoveva se convierten en sus cómplices.

¿Dónde está Mario Riestra Piña, legislador federal electo?

¿Dónde Jesús Zaldívar Benavides, diputado local, también electo?

¿A poco nadie va a decir nada?

Eso sí, seguro dentro de tres años van a volver a pedir el voto.

Ya nos veremos.

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