Los resultados electorales del 6 de junio que dejaron dolido a Morena por sus saldos negativos en Puebla, serán motivo de análisis permanentes rumbo al 2024 y deberán ser sus líderes y militantes quienes en voz alta reflexionen, acepten errores y busquen recomponer al partido si es que quieren seguir con su proyecto transformador denominado cuatroté.
La derrota dominical a las y los morenistas camoteros los han entristecido y quizá a otros les alegre, pero lo cierto es que lo que viven los morenos poblanos no es una jugada del destino, sino que es el resultado de lo que sembraron: arrogancia, soberbia y división luego de las imposiciones de candidatos a lo largo y ancho del Estado. Hoy lo están pagando.
Y si a lo anterior se le suma el mal desempeño de los alcaldes o gobernantes en turno, entonces es más fácil entender las razones de la derrota del partido presidencial.
Aunque el saldo negativo es multifactorial, en realidad tiene su base en los desaciertos y malos resultados de gobiernos inexpertos que surgieron de la cuarta transformación.
En el caso particular de Puebla capital. Quienes son críticos de Claudia Rivera Vivanco hoy están contentos de no estar en sus tenis y quizá hasta estén alegres de los resultados de su fallida campaña, pero más allá de ese estado de ánimo también se demuestra que el tiempo les dio la razón y se confirma que la candidata y alcaldesa con licencia no era la mejor carta como se aseguró.
Hacer trampa e imponerla a través de encuestas que nadie conoció les costó muy caro a los morenistas, quienes seguramente estarán ansiosos de echarle en cara sus reclamos a su dirigente nacional Mario Delgado, que pasó por alto el enojo y reclamos poblanos y solo vino a levantarle la mano a candidatas y candidatos hoy sumidos en la tristeza porque no ganaron.
Como siempre después de las derrotas viene la repartición de culpas y nadie las quiere aceptar, pero los dolidos tienen que ver más allá, tienen que aprender de sus metidas de pata y superarlo porque ahora viene la reconciliación, el perdón y sobretodo la recomposición en un ambiente de unidad, porque de lo contrario seguirán lamentándose y solo estarán perdiendo el tiempo rumbo a la próxima elección.
El partido tiene menos de tres años para trabajar en fortalecer esos debiluchos pilares que hoy lo sostienen. En Morena deben tener claro que se van a enfrentar a la alianza del PRIANRD que está crecida porque ganó la joya de la corona, la capital del estado. Una alianza que ya vio que unida pueden ponerse al tú por tú con el partido del presidente, una alianza que están dispuestos a mantener.
Pero un papel determinante, el más relevante sin duda, es el de los ciudadanos. Tras la elección del 6 de junio quedó demostrado que hoy la sociedad evalúa, es más crítica y que valora el desempeño de sus autoridades y quedó claro que si no responden a sus expectativas simplemente cambiarán de modelo. Las y los poblanos reprobaron la ineficiencia, la ineficacia y al mismo tiempo le dijeron NO a la reelección y menos de quiénes les defraudan. Con estas nuevas exigencias sociales ya veremos quienes son las y los valientes que se apuntan rumbo al 2024 y veremos si estarán a la altura.