Son muchas las lecturas después de concluidas las elecciones intermedias en Puebla, casi con los resultados definitivos en las manos, y varias las proyecciones, también, que podrían darse una vez conocida la derrota de Morena en la capital y la zona conurbada.
La primera y la más importante, es que los poblanos ya NO quieren a la 4T. O al menos en la capital es lo que se percibe con los resultados.
El descalabro sufrido contra Morena en toda la zona metropolitana del estado es contundente. Su barco se hunde, y sólo parece cuestión de tiempo.
Eduardo Rivera Pérez, candidato del PAN y de la Alianza “Va por Puebla” le puso una tunda a su oponente más cercana, Claudia Rivera Vivanco, de Morena y “Juntos Haremos Historia”.
Ya solo es cuestión de horas y un par de días, tal vez, para que Lalo se convierta en el presidente electo, una vez que el Instituto Electoral del Estado (IEE) le entregue su constancia de mayoría.
Únicamente le falta el trámite porque, insisto, el triunfo fue contundente.
Por cierto, mientras eso ocurre el virtual ganador de la elección en la capital estará dedicado al trabajo de planeación -para la etapa de transición-, además que estará detallando quienes serán los nuevos funcionarios de su gabinete.
Ya sólo es cuestión de reacomodar a los hombres y mujeres que lo acompañaran en su gobierno por los próximos tres años.
Eso sí, Lalo pretende revisar a pulmón las cuentas, gastos, concesiones, contrataciones y los números de la administración de Claudia Rivera para saber con precisión cómo recibirá el Ayuntamiento de Puebla.
Particularmente, por toda la serie de irregularidades trascendidas en los medios de comunicación, las cuales incluso podrían generar sendas denuncias contra quién resulté responsable, de ser necesario.
El virtual ganador de la elección en la capital evitará, como ya lo dijo, una persecución en contra de los funcionarios salientes, siempre y cuando no exista motivos para ello.
Su intención, más bien, es trabajar de inmediato para recuperar la ciudad, su productividad, su economía, al turismo -local y nacional-, sus parques, barrios, colonias, pero sobre todo para devolverla al lugar donde se merece.
Son muchos los proyectos, las ideas y los planes que se tienen para temas de suma trascendencia como la inseguridad, obra pública, bacheo, movilidad, apoyo a la economía, a los empresarios y a todos aquellos que pudieran aportar al rescate de la ciudad.
El camino de Lalo es, sin duda, nada fácil porque tiene el reto de devolver la confianza que los poblanos le depositaron en las urnas con hechos.
Y aunque tampoco parece muy complicado superar las acciones del actual gobierno, lo cierto es que en la ciudad hay mucho por hacer.
Hasta el cierre de esta edición, el computo del PREP, en el caso de la elección en el municipio de Puebla, estaba de la siguiente forma:
-Eduardo Rivera Pérez un total de 295 mil 262 votos, es decir el 53.6302% de la votación.
-Claudia Rivera Vivanco un total de 177 mil 567 votos, es decir el 32.2525% de la votación.
La diferencia entre uno y otro era de 117 mil 695 votos, del 21.38%.
El triunfo y la derrota, igual entre ambos, es evidente, contundente y aplastante.
Y, desde luego, esto mete en automático a Lalo Rivera a la pelea por la candidatura al gobierno del estado, de cara a la sucesión que deberá darse en el 2024.
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Los saldos de la elección en Puebla
Lamento decirles, pero se los dije:
Resulta que, en Atlixco, la candidata a edil, del PT-Morena, Ariadna Ayala Camarillo, derrotó al panista Guillermo Velázquez Gutiérrez, quien hasta ayer seguía sin aceptar su vergonzosa derrota.
La votación entre una y otro fue de 22 mil 793 votos, contra 12 mil 573 sufragios. Una diferencia del 22.25%, de casi dos a uno.
Las triquiñuelas del edil, la grave inseguridad, la falta de apoyo a los empresarios, a los ciudadanos, la falta de obra pública, pero sobre todo la soberbia y las tranzas de Memito, fueron las que lo tiraron al vacío.
Nunca entendió que ya como edil tenía que trabajar por sus gobernados.
El panista se dedicó únicamente a pachanguear durante su gobierno, se fue de vacaciones una vez que ganó la presidencia en 2018, intentó ser el candidato del PAN al gobierno, pactó con la administración estatal impunidad, se endeudó, timó a sus proveedores, engañó a los ciudadanos y abandonó a los más necesitados de la región.
Lo que caracterizó a Memo, y lo que cansó a sus gobernados, fue su “valemadrismo”.
Estuvo más preocupado por sus intereses económicos, y su bienestar personal, que por Atlixco.
Afortunadamente, para los atlixquenses, Memito ya es agua debajo del puente.
Eso sí, el compromiso de Ariadna con Atlixco es grande.
Seguramente, va a cumplir con la encomienda.
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Y algo similar pasó en San Andrés Cholula, con la nuevamente edil, Karina Pérez Popoca, de Morena, y quien tampoco ha querido reconocer su derrota del todo.
La edil no entendió que antes de la elección debió haber cambiado su imagen porque la percepción que la gente tiene de ella es la de una edil autoritaria, bravucona, intolerante, soberbia y mandona.
Tampoco quiso escuchar que debió crear una nueva imagen a su campaña para tratar de aligerar un poco, o revertir, esa idea que la gente tiene de ella.
Su gobierno nunca comunicó bien, no se promovían las acciones de gobierno, su supuesto acercamiento con la gente, su presunto arrastre por ser una gobernante muy humana, entre muchas otras cosas.
Creyó que Morena, la pura marca e imagen, la arrastrarían. Sin embargo, ni la operación oficial que hizo su administración para intentar obligar su triunfo le ayudó.
Y a pesar del cuento de que el PAN se había divido en San Andrés, el virtual ganador, Edmundo Tlatehui Percino, se alzo con el triunfo con 19 mil 289 votos, contra 14 mil 718 de Karina (una diferencia del 9.45%).
Bien dicen, que no hay más ciego que el que no quiere ver.
¿A poco no?
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