La realización de al menos un debate entre los candidatos a la alcaldía de Puebla capital, quizá hubiera levantado pasiones y a lo mejor despertado algo de interés ciudadano en las elecciones, pero luego de ver los candidatos, sus equipos y partidos solo le hicieron al tío Lolo, pues queda claro que en el fondo a nadie le interesó echarse un tirito para contrastar proyectos para la ciudad y motivar al electorado a ir a las urnas el 6 de junio.

En el discurso los 8 aspirantes se pusieron muy entrones. Dijeron que sí al debate, pero en los hechos pusieron trabas, arguyendo aspectos técnicos de finanzas y al final la realidad es que llegó la fecha propuesta para el encuentro y no vimos el esperado agarrón. ¡Ni candidatos, ni partidos, ni autoridades electorales pusieron de su parte!

Aunque el respetable y los grillos hubieran querido ver el round entre “Rivera´s”, pues al final se quedaron con las ganas.  Y es que les guste o no a los demás candidatos, la poca atención social y particularmente la política y mediática está centrada en los 2 punteros de las encuestas: Claudia Rivera Vivanco que va por la reelección y Eduardo Rivera Pérez que ya gobernó la capital pero que también va por la revancha contra la morenista que en 2018 le derrotó.

Una televisora tuvo el atinado gesto de destinar tiempo y espacio para que las y los candidatos a la alcaldía capitalina debatieran, sin embargo de los 8 solo llegaron 6 y por lo tanto no hubo el tiro que muchas esperaban, ni hablar. A ello hay que sumarle que fue poco publicitado el “debate”.

Tras la experiencia vivida, aquí queda tarea pendiente para las y los futuros diputados. En su oportunidad, quienes lleguen al Congreso del Estado bien podrían “chainear” el marco jurídico electoral del Estado y hacer que por ley los debates entre los candidatos a la alcaldía de la capital, por ser altamente relevante en todos los sentidos, sean obligatorios al menos en una ocasión. Solo de este modo se eliminarían las tomadas de pelo para el respetable que se quedará con las ganas de ver a las y los suspirantes por el Charlie Hall, decirse sus verdades frente a frente, pero sobre todo conocer sus proyectos para la ciudad.

Ya veremos que el 6 de junio se confirmarán los pronósticos de baja participación ciudadana, pero quizá un debate hubiera cambiado el interés del electorado.

Los que eran diferentes

Los que dijeron que eran diferentes solo siguen exhibiéndose al mostrar que le llevan la contra a “ya saben quién”. El ejemplo está en Francisco Z. Mena. Resulta que el Tribunal Electoral del Estado de Puebla (TEEP) le revocó la candidatura de Pascual Morales Martínez de Morena y que iba por la reelección.

La sanción fue porque el alcalde con licencia fue el promotor número uno de violencia política de género y aun así su partido, le apapachó y le dio luz verde para ser nominado. Sin embargo el tiempo y los tribunales lo pusieron en su lugar y hoy ya no es candidato. Ah pero el asunto no queda ahí, sino que es igual o peor de grave. Resulta que el susodicho no se quedó con los brazos cruzados tras la decisión del TEEP y se atrevió a hacer un símil de Félix Salgado Macedio ya que al quedarse sin la nominación, entonces por sus pistolas y con o sin la autorización de Morena, de todo modos Pascual hizo su voluntad y logró que su esposa sea su sustituta en la postulación, es decir que ahora Laura Escudero Guzmán es la candidata a la alcaldía. ¿Whaaat? ¿De cualquier modo Pascual quiere gobernar a través de su pareja?

Y lo peor es que el Instituto Electoral del Estado (IEE) avaló la sustitución. Pese a que la esposa nunca fue aspirante morenista a esa nominación hoy en la candidata dejando fuera a otros con esa aspiración. Ah pero lo tremendo de tal designación es que corre la versión de que la nominada también tendría en su contra denuncias por agresiones verbales y físicas en contra de la regidora que tanto violentó su esposo, el presidente municipal. En suma todo quedó igual, salió junto con pegado ¡Ver para creer!