Por: Fernando Abraján
Meterse a hacer campaña y más si eres la o el candidato requiere de varios elementos, entre ellos: madurez, tolerancia, humildad, mucha sangre fría y dejar de lado la soberbia. Si se cumplen esos requisitos, adelante, se puede continuar; pero en caso contrario la o el nominado va a sufrir y su equipo llevará la carga porque los resultados serán desastrosos.
Salir al encuentro de los votantes para convencerlos que eres la mejor opción, significa ir dispuesto a todo. El candidato va a conquistar, pero también debe ir preparado para el rechazo. El o la nominada moderna no puede partir de dos reducidas lógicas mentales: “estás conmigo o estás contra mí” y por eso mismo no puede generalizar que todos deben ser sus simpatizantes o sus adversarios porque ello los llevará a protagonizar escenas en donde quien pretende ser el servidor público o representante popular, lejos de convencer se confronta al ponerse al tú por tú con quienes busca que le den su apoyo.
Durante la campaña y particularmente en los últimos días, algunos candidatos, especialmente de Morena han sido concluyentes con esa teoría: “estás conmigo o contra mí” y así han minimizado algunas exigencias del respetable.
Ya vimos airados reclamos de poblanos a Claudia Rivera porque consideran que como alcaldesa no atendió sus demandas y en respuesta –en algunos casos- vimos imágenes y vídeos en los que la candidata que busca la reelección, con tono alzado les revira las exigencias.
En cierta parte la reacción de la morenista tiene lógica, pues en campaña puede pasar de todo, incluso que los reclamos lleguen de “gritones pagados” por sus adversarios, pero también fríamente podrían ser observaciones ciudadanas reales. Podrían ser voces de quienes se sienten defraudados y abandonados y no necesariamente por ella, sino por su equipo de trabajo en el ejercicio de la administración pública.
Si los reclamos en las colonias son parte de una quinta columna de sus adversarios o fuego amigo de opositores en su partido, pues hay otras estrategias que hábilmente podrían ayudarle a salir bien librada y sin caer en provocaciones, pues al final sus detractores logran su objetivo cuando les regala la foto o vídeo en plena confrontación con el “ciudadano”.
Recién un vídeo recogió el momento en el que la alcaldesa lanza un reto a un vendedor de pinturas y ella le resalta que su gestión ha actuado responsablemente porque hoy la ciudad ya no tiene deudas y si bien es cierto ¿Al ciudadano de qué le sirve en lo inmediato que el municipio no tenga deudas si en su colonia no hay agua, en el barrio no hay alumbrado, ni pavimentación y menos policía?
Al poblano no le dice nada que no haya deudas para la administración municipal si el jefe de familia está desempleado, si sus hijos no estudian porque no tienen ni una beca del gobierno de la 4T. Que la ciudad no tenga deudas no le sirve al habitante si él no tiene dinero en sus bolsillos y por si fuera poco está inseguro porque le han robado en su casa o en su negocio que cada día va en picada por el creciente ambulantaje y aderezado por la pandemia.
En suma las y los candidatos a diputados federales, legisladores locales o bien a las presidenciales municipales deben ser más realistas, más humanos y ponerse en el lugar de los votantes, solo así entenderán la lógica social y harán clic con el electorado, pero en caso contrario si solo escuchan a sus asesores y estrategas del voto y del marketing, sencillamente estarán alejándose de los ciudadanos y esa será la razón de los resultados que obtendrán en las urnas el próximo 6 de junio.