Con el fin de mejorar el entorno y la calidad de vida de la ciudad, la BUAP, a través de la Coordinación General de Desarrollo Sustentable y la Dirección de Medio Ambiente del municipio de Puebla, invita a las y los ciudadanos a adoptar un árbol.
Dicha convocatoria se suma a la continuación del programa de reforestación iniciado en 2018, mediante el cual se han plantado 505 árboles y arbustos, que equivale a captar aproximadamente 16 toneladas de CO2 al año.
Los requisitos de adopción inician con la formalización del compromiso para cuidar un árbol, por lo que se deberá completar un formulario en línea (https://bit.ly/3eo42P0), donde se elegirán de entre tres especies disponibles: cedro blanco, fresno y trueno.
Para resguardar la salud de las personas que se involucren en este programa de reforestación, se solicita a las y los interesados encontrar un espacio donde se pueda colocar la especie arbórea que deseen adoptar, de la cual podrán conocer a detalle en el formulario a completar.
Tras el envío del formulario y las fotografías, los responsables del programa evaluarán las solicitudes y se pondrán en contacto para la adopción de los ejemplares, definiendo lugar, día y hora de entrega, siguiendo en todo momento el protocolo de seguridad COVID-19.
Asimismo, para orientar la siembra del árbol y los cuidados que se le deberán proveer se compartirá una ficha informativa de cómo realizar la plantación y una guía para sus cuidados.
Aquellos que realicen la siembra de los árboles, deberán compartir evidencias de la plantación y asegurar el cuidado y mantenimiento futuro, asegurando así su sobrevivencia.
Cabe destacar la importancia de los árboles en la reducción de las emisiones de CO2 y en la regulación del uso de la energía producida por combustibles fósiles, además de mitigar el efecto invernadero y apoyar la conciencia de la crisis climática en la que sobrevivimos.
Adicionalmente, los árboles prestan diversos servicios ambientales aún no cuantificados, entre los cuales se destacan la reducción de la temperatura en las épocas de verano y retención o barrera de los vientos fríos en el invierno, ya que reducen eficientemente la energía empleada para regular la temperatura en los hogares.