La visita de una actriz famosa a un grupo de refugiados se ve interrumpida por la irrupción de yihadistas. La estrella comienza a rezar, pero los combatientes iraquíes llegan a tiempo y todo el mundo se salva.
Podría ser un “final feliz”, pero para muchos iraquíes es un escándalo porque se trata de una de las múltiples emisiones con cámara oculta que inundan las televisiones árabes durante el Ramadán, el mes de ayuno y oración musulmán. La idea es hacer reír, pero ni el público ni los protagonistas encuentran muchas veces la gracia a estas situaciones.
El guión es siempre el mismo: una persona conocida es invitada para realizar una obra de caridad o a visitar a una familia que acaba de escapar al yugo del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Pero una vez en la casa, actores disfrazados de yihadistas atacan. Y las reacciones de las víctimas son imprevisibles.
El jugador de la selección nacional de fútbol, Alaa Mhawi, fue filmado arrodillado, con los ojos vendados, suplicando a los actores que lo dejaran vivir.
“Soy su hermano, soy iraquí y represento a toda la nación”, gritó varias veces, a punto de echarse a llorar.
Si bien los yihadistas son actores, las últimas oraciones de las celebridades son totalmente reales. Y, una vez que se muestra que todo es una farsa, las víctimas de la cámara oculta no logran enfadarse con sus autores. Tras la broma está el Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares que desempeña su propio papel en el espectáculo.
Por ejemplo, al final del episodio, Alaa Mhawi fue incluso reprendido por el presentador:
Tú haces que la bandera iraquí ondee en los campos de fútbol, pero el Hashd, el ejército y la policía, lo hacen sacrificando a sus mártires”, le lanzó.
Nessma, una actriz de 50 años, tampoco protestó cuando apareció ante las cámaras inconsciente tumbada en el suelo llevando un falso cinturón de explosivos, que ella creía verdadero. Solo se despertó cuando el presentador le arrojó una botella de agua en el rostro.
“Esto no es divertido”, comenta en Twitter Bilal al Mosuli, un residente de Mosul, ciudad autoproclamada “capital” del Estado Islámico en Irak entre 2014 y 2017.
“El año que viene, que nos traigan a Sadam” Husein, el dictador que ejerció su poder en Irak de 1979 a 2003, “o podríamos también arrojar a los invitados en un río como ocurrió con las víctimas de Speicher”, escribe amargamente en Facebook otro iraquí, Ahmed Abderradi, en referencia a los 1.700 soldados chiitas ejecutados por el EI en 2014 antes de ser arrojados al Tigris en el llamado Campo Speicher, en la ciudad iraquí de Tikrit, al norte de Bagdad.
– PUBLICIDAD GRATUITA PARA EL EI –
Desde hace años, tender ese tipo de trampas a personalidades del país es un clásico en los programas de Ramadán de las televisiones árabes. Sin embargo, es la primera vez que en Irak se usa para ello el drama del “terrorismo”, que sigue golpeando al país.
“No veo qué placer puede tener un espectador al ver a la gente siendo torturada de esta manera”, comenta otro internauta refiriéndose al programa, que multiplica las ejecuciones simuladas o los tiroteos con “balas de fogueo”.
En cambio, para muchos otros internautas este programa es la ocasión de honrar a los combatientes que lucharon contra el EI, entre ellos los del Hashd, que ahora forman parte del ejército.
El terrorismo en Irak sigue siendo una realidad. La casa de la falsa familia de desplazados que visitan las personalidades se encuentra en la periferia agrícola de Bagdad, donde subyacen células del EI, que siguen intimidando y extorsionando a los habitantes.
Para otros ciudadanos, como Hamed al Daamy: “este programa está haciendo publicidad gratuita para el EI y los otros grupos terroristas en Irak”.
Ante las críticas, Dargham Abu Rghif, guionista del programa, respondió en Facebook: “Las escenas son duras pero (…) si el EI hubiera ganado, los artistas tendrían una vida aún más complicada y todos los iraquíes también”.