El plazo del 1 de mayo para el retiro total de elementos militares estadounidenses en Afganistán está por llegar y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, parece estar dispuesto a dejarlo pasar.
Retirar a todos los militares y sus pertrechos en las próximas tres semanas, junto con los socios de coalición que no tienen medios propios sería logísticamente difícil y complicado, como insinuó Biden a fines de marzo.
La incertidumbre del presidente Biden equivale casi a una decisión de aplazar, al menos durante algunos meses, el retiro de los 2 mil 500 elementos restantes y seguir apoyando a las fuerzas armadas afganas, incluso a riesgo de provocar la reacción del grupo talibán.
El almirante retirado que fue comandante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de 2009 a 2013, James Stavidis, afirma que el retiro en este momento de los 2 mil 500 elementos sería imprudente.
“A veces, no tomar una decisión se convierte en una decisión, como parece ocurrir en el caso del plazo del 1 de mayo”, dijo Stavidis en un intercambio de mensajes por correo electrónico el miércoles. Se estima que la medida más realista y discreta es una extensión de seis meses para el retiro de más de 2 mil efectivos.
El presidente Biden se encuentra en dos contrapesos, por un lado, desea manejar Afganistán como una misión antiterrorista en pequeña escala, como lo ha dicho incluso desde que fue vicepresidente, y por el otro lado la presión de jefes militares retirados y en servicio que no desean poner en riesgo lo logrado por Estados Unidos en 20 años de guerra.