Aunque desde la semana pasada las distintas corrientes de Morena, y sus representantes, empezaron mesas de trabajo y negociación para tratar de lograr acuerdos de cara a los comicios del próximo mes de junio, las cosas nomás no cuajan.

Y peligrosamente, para los morenos, parece que no habrá ni pacto, ni reconciliación entre las corrientes más fuertes y con mayor representación en el partido en el poder, la barbosista y la riverista.

No se ve de qué forma pudieran mediar, para acordar, los seguidores del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta y los de la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco.

Uno y otro se siguen tirando metralla.

No hay tregua, y ya las acusaciones son cada vez más intensas.

El rompimiento es evidente, y parece que será el responsable de que Morena pudiera perder la elección, al menos en la capital.

Los líderes barbosistas, incluido el máximo operador político del mandatario poblano, Eric Cotoñeto Carmona, tiene claro que si Claudia Rivera se queda con la candidatura para repetir en el cargo su estructura no va a mover un dedo para apoyarla.

Dejarán que la edil realice su propia campaña y su movilización, no habrá una ola morenista completa como la que la apoyó cuando ganó -en 2018- la elección al gobierno de la ciudad.

Eso se acabó si ella es la candidata.

Sin embargo, y aunque se diga lo contrario, se apoyaría con todo lo que tiene el barbosismo la candidatura de Gabriel Biestro Medinilla, quien, hay que subrayar, tampoco ha logrado levantar lo que se esperaba.

La semana pasada se llevó a cabo una reunión entre los distintos liderazgos de Morena en Puebla, a la que asistieron, por ejemplo, el mismo Eric Cotoñeto, el senador Alejandro Armenta Mier, entre algunos otros; sin embargo, no se dijo nada nuevo, ni mucho menos se logró un acuerdo concreto.

El pleito es prácticamente irreconciliable.

Y si siguen así Va Por Puebla, o Va Por México, como se llame la alianza entre el PAN, PRI y PRD, les va a comer el mandado, vía su candidato Eduardo Rivera Pérez, a quien podrían incluso apoyar muchos de la 4T.

Por cierto, al interior del PAN, y entre los propios precandidatos, hay confianza de que en la capital se logrará un triunfo que podría incluso arrastrar a las diputaciones de la ciudad, tanto locales como federales.

Sus encuestas, según cuentan, parece que los posicionan muy bien y podrían darles sendos triunfos que pondrían a temblar a Morena y a sus gobiernos.

Sería interesante comparar los resultados de los estudios de opinión que posee el PAN con los de Morena, porque los impulsores de la 4T juran y perjuran que si bien están divididos como marca aún podrían dar la pelea.

Habría que preguntar a los ciudadanos qué opinan de las administraciones de Morena en Puebla, en la ciudad y el estado, así como del gobierno de la república, para poder visualizar el posible resultado de los comicios que se avecinan.

¿Le afectará a Morena y a sus candidatos en Puebla el manejo -bueno o malo- de la pandemia, la crisis económica que aqueja a los mexicanos y poblanos, el desempleo, el feminicidio, la inseguridad, la represión al feminisimo, y todos los problemas que agobian al país?

¿Qué tanto seguirá pesando el fenómeno del mentado PRIAN?

¿O aquello de la mafia del poder?

¿O la lucha contra la corrupción?

¿Seguirán siendo factores que pudieran favorecer a Morena, o la gente ya se dio cuenta que la 4T y su gobierno sigue siendo lo mismo, y siguen sufriendo de los mismos males?

Ya veremos en Puebla quién gana la batalla de la 4T, si el barbosismo o el riverismo.

Por lo pronto, disfrute como se siguen destrozando.

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