En estos momentos de adversidades es importante que las familias, vecinos y los grupos particulares en donde las personas se van desarrollando, deben trabajar de manera solidaria en la reconstrucción del tejido social, enfatizó Dulce María Pérez Torres, catedrática de la Facultad de Psicología de la UPAEP.

Dijo que en una situación de adversidad como la que se está viviendo por la COVID-19, la mayoría de las personas tratan o buscan cómo recomponer ese tejido social o esas relaciones que había establecido con otros grupos en diferentes momentos. “Ahora las personas por el confinamiento que se vive, tienen la oportunidad de conocer mejor a sus vecinos, de conocer como es el comportamiento cotidiano de la zona en la que vive, ya que en la normalidad anterior, por el trabajo, no se presentaba esta situación de convivir con otras personas que se encuentran más cerca de donde viven”.

Abundó que en estos momentos, las familias han tenido que readaptarse a la nueva realidad, han reorganizado su convivencia y funcionamiento en la casa, porque ahora tienen una convivencia de 24 horas en donde se involucra el trabajo, la escuela y las actividades de la casa. Y, por lo tanto, se están ejerciendo diferentes roles entre los integrantes de las familias para seguir adelante en el interior del hogar.

Pérez Torres, refirió que el distanciamiento social que se está experimentando está tomando un nuevo matiz hoy con el uso de las redes sociales y en donde las personas de todas las edades han hecho un esfuerzo extra para poder usarlas, como es el caso de los “abuelos” que han aprendido a usarlas para mantenerse en contacto con sus seres queridos y amistades.

Advirtió que algunas personas por las necesidades que tienen en el aspecto económico para el sustento de la familia, han tenido que salir a trabajar y se han contagiado de este virus que acecha a la sociedad mexicana, prácticamente desde hace un año.

Expresó que a un año prácticamente de la llegada del COVID-19 a nuestro país, “en el hábitat de México ha venido cambiando la estructura social, podemos ver en los medios de comunicación cómo la gente va desesperada a buscar un tanque de oxígeno para un familiar, o que algunos grupos sociales son marginados, nos duele, es un dolor que antes no se había experimentado, como fue en el terremoto de 1985, estamos reviviendo ese dolor que se había perdido por tanto estímulo que reciben las personas en el medio ambiente”.

Subrayó que esta situación de la pandemia es una oportunidad para contribuir a la recomposición del tejido social, pero que depende de cada persona, de lo que quiera y tenga como medio para poder relacionarse con las demás personas.

Por lo tanto, dijo, “¿hay alguna estrategia para sanar el tejido social? O está realmente rota. Yo pienso que nos estamos recomponiendo todos cada día, a lo mejor nuestras estrategias no son las más adecuadas, sin embargo, a nivel interno, a nivel social de los grupos pequeños si hay esta parte. Porque nos estamos dando cuenta de cómo está nuestra economía, qué estamos dejando de comprar y de cómo aprovechamos mejor las cosas y de cómo tratamos de solucionar los problemas de acuerdo a los alcances de cada familia o grupo”.

Advirtió que los problemas económicos por los que están atravesando las familias en México, representan el primer punto de ruptura de familiares, de la ruptura entre las parejas, del maltrato entre los hijos, porque al no haber dinero, las personas realmente comienzan a tener muchas fricciones entre ellas; por lo que dijo que los miembros de estos grupos pequeños deben sentarse a reorganizar y pensar cómo van a llevar el confinamiento en casa con todas las adversidades y retos que se puedan presentar.

Por último, dijo que la reorganización de los espacios en la casa, nos ayudarán a que cada miembro de la familia tenga un espacio particular para poder trabajar o asistir a clases desde el hogar o relacionarse con la gente de afuera a través de las plataformas digitales.

La gente debe regresar a la nueva sociedad, recordando cómo vivía antes del COVID-19; durante la pandemia y posterior a este virus, para poder contribuir a la reconstrucción del tejido social, regresar con una identidad colectiva y hacer los vínculos con la humanidad para que luego éstos, realmente se conviertan en una realidad de trascendencia de la persona y de la misma humanidad, concluyó la académica.