Desde el cambio de administración, del gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido a la fecha, el turismo y la dependencia encargada de impulsar el sector en el estado están muertos.

Los empresarios, proveedores y trabajadores dedicados al turismo, desde entonces, viven una pesadilla.

La peor de sus vidas, sin duda.

No hay siquiera el más mínimo reducto de estrategia o apoyo para poder contrarrestar los graves efectos de la pandemia.

Empero, a la par de las afectaciones de la pandemia y del Covid-19, la opacidad de las titulares que han desfilado por la Secretaría de Turismo del Estado, sólo ha generado una verdadera crisis económica que está matando a los generadores de empleo, de viajes y empresas de entretenimiento.

Porque ni Fabiana Briseño Suárez, ni la nueva ahora ex titular de la dependencia, Vanessa Barahona de la Rosa, tenían idea de lo que es el turismo y toda su estructura, su economía, sus necesidades y su proyección en el corto, mediano y largo plazo.

Ninguna de las dos, habrá que subrayar, logró consolidar un proyecto de turismo para reimpulsar la economía del estado como un lugar seguro para los visitantes locales, nacionales e internacionales.

Ninguna, tampoco, tuvo a bien presentarle al gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta un plan o proyecto para salvar al sector, o al menos para tratar de rescatar a sus proveedores, quienes actualmente se encuentran en el olvido.

Todo se les fue, tanto a Fabiana como a Vanessa, en reunirse a escuchar los reclamos de los empresarios dedicados al turismo, en reclutar amigos y compadres durante sus respectivas gestiones para darles chamba, y en especular y engañar a quienes verdaderamente mantienen a flote el sector.

Tampoco, ninguna, logro mantener una buena relación con los medios especialistas en turismo porque todos sus planes más bien fueron meras ocurrencias sin sentido, sin planeación, sin visión, ni misión, mucho menos sin objetivos claros.

Lo de Interjet, a pesar de lo que digan, fue un error; y lo mismo el hecho de haber decidido andar de paseo y dejar una comparecencia -ante el Poder Legislativo- esperando, tal como lo hizo Barahona.

Es triste pero cierto: el turismo en Puebla está a la deriva, en agonía, afectado por el Covid, y es URGENTE rescatarlo.

Hace falta un proyecto integral, real, serio y profesional que incentive al proveedor turístico -del tamaño que sea-, al empresario, a quienes siguen manteniendo, a pesar de la pandemia, sus plantillas de trabajadores -pocos o muchos-, a quienes se la rifan día a día contra la pandemia y la falta de visitantes y viajeros.

Es momento ya de privilegiar las necesidades y carencias del sector turístico en Puebla, sobre todo ante la gravedad de la pandemia.

¿A poco nuestro gobierno olvidó que los apoyos en materia de turismo, los económicos, como el incentivo a los pueblos mágicos, se acabaron con el gobierno obradorista?

La supresión de tantos programas gubernamentales y organismos autónomos, no hace falta decirlo porque es evidente, está matando a la economía y afectando a la población, y no sólo del turismo sino de todos los sectores.

Me pregunto ¿cómo después de la pandemia podrán los pueblos mágicos de Puebla y del resto del país sobrevivir, mantener sus atractivos y generar campañas publicitarias para atraer el turismo si no hay dinero para nada?

La prioridad, desde luego, es la salud y el bienestar de todos los mexicanos, pero sin apoyo económico o algún incentivo para contribuir con la recuperación es imposible volver a operar.

Y el sector turismo es el más afectado por el maldito bicho.

Hoy por hoy es urgente que los especialistas en turismo trabajen en ideas y proyectos innovadoras post Covid.

Es necesario que se generen nuevos productos, ya desde este momento para rescatar al sector. No hay tiempo que perder.

Por qué no dejar atrás filias y fobias, y se empieza por designar en turismo estatal a alguien especialista en el sector, empapado de las necesidades de los proveedores de los distintos servicios.

A dos años de gobierno es muy grave no saber ni el rumbo ni la dirección que sigue tanto la secretaría como el sector turístico poblano.

Si bien la encargada de despacho designada en lugar de Vanessa Barahona debe ser una excelente funcionaria, no es ni es su giro, ni tendría la instrucción profesional para empezar el rescate de la dependencia en la que los demonios andan sueltos.

Seguramente el gobernador Miguel Barbosa lo va a entender.

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