El decreto publicado ayer por el gobierno estatal para permitir la compra-venta de juguetes a los Reyes Magos, debido a la tradición del 06 de enero, es una medida justa, peligrosa, pero necesaria.
Y es una medida justa porque los niños y los reyes magos qué culpa tienen del Covid-19, de la pandemia, de los contagios, de la estupidez de la gente que se sigue paseando, incluso con los síntomas de la enfermedad, por la ciudad sin tener en menor de los cuidados, sin cubrebocas y sin la necesidad de salir de sus hogares.
Qué culpan tienen de la inconsciencia de ese sector de la población, al que le vale madre los demás, incluso el bienestar y la felicidad de los menores que esperan con ansia la llegada de los Reyes Magos y sus regalos en cualquier cantidad o nivel.
Qué culpa tienen los niños de que como sociedad no podamos organizarnos y sensibilizarnos ante la enfermedad del siglo, la cual ya ha matado a casi 130 mil personas en México (127 mil 757 hasta el momento).
¿De verdad los mexicanos somos tan cabrones, tan vale madristas?
Claro que se tenía que decretar una medida como la que ayer anunció el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien no podía dejar pasar la necesidad y el beneficio a los niños durante la temporada de reyes.
La población infantil, el grueso de ella, ha estado encerrada a piedra y lodo durante toda la pandemia, durante casi un año.
Era ineludible la medida.
Y claro que es una orden peligrosa porque de inmediato la gente se lanzo a las calles y a los comercios a visitar a los reyes magos, a ayudarlos para poder cumplir los sueños de quienes se merecen eso y más.
Y así como se pueden criticar muchas de las acciones gubernamentales, también se deben reconocer los aciertos que, aunque riesgosos, insisto, son muy necesarios.
Eso sí, si esto si hiciera de manera conjunta entre los distintos niveles de gobierno, en este caso entre el gobierno estatal y el que encabeza la presidenta Claudia Rivera Vivanco, las cosas seguro tendrían un mejor resultado.
Porque en lo personal sigo criticando la falta de coordinación, de solidaridad y apoyo entre ambas partes.
Me parece un exceso el hecho de haber clausurado comercios establecidos que venden juguetes, que pagan impuestos, que tendrían perdidas millonarias en caso de no abrir sus puertas a los Reyes Magos, como Jugetron, y que están a punto de la quiebra.
La crisis económica provocada por la pandemia es muy grave y está matando al comercio formal, sobre todo. Tan sólo en el país se ha dado el cierre de más de un millón de negocios.
Según el estudio sobre Demografía de los Negocios (EDN) 2020, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de las 4.9 millones de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) que había en el 2019, sobrevivieron 3.85 millones, es decir, un millón 10 mil 857 establecimientos, o 20.81 por ciento cerraron sus puertas definitivamente.
Y lo peor, en los comercios que dejaron de operar de manera definitiva laboraban casi 3 millones de personas, mientras que los sobrevivientes tuvieron una disminución de 1.15 millones de personas. En total se perdieron 4.12 millones de puestos de trabajo.
Mientras tanto, el gobierno federal sigue sin hacer nada para apoyar la situación económica de las Mipymes, las cuales se encuentran al borde de la muerte.
De nada han servido sus solicitudes para poder acceder a apoyos fiscales, a aplazamiento de pagos a créditos o servicios, o a un programa de rescate económico, para poder hacer frente al trágico panorama provocado por las afectaciones del Covid-19.
Incluso, el segundo levantamiento de la Encuesta sobre el Impacto Generado por Covid-19 en las Empresas (ECOVID-IE), señala que el porcentaje de empresas que recibieron apoyos apenas fue del 5.9%, mientras que el 94.1% restante no recibió ningún tipo de ayuda.
En el caso de la industria del juguete, para entender a grandes rasgos la crisis por la que atraviesa, sólo habría que apuntar que el último trimestre del año, es decir la temporada navideña y de fin de año, junto con el Día de Reyes, representa más del 80 por ciento de las ventas anuales del sector.
Empero, debido a la pandemia y a la crisis económica que azota al país los productores de juguete estiman el desplome en sus ventas e ingresos de hasta un 40-50 por ciento, en comparación con el año pasado.
Ya con estos datos bien podemos cuestionarnos, ¿era o no necesaria en Puebla la venta de juguetes a los reyes magos?
Eso sí, las disputas y revanchas políticas no deben permear y seguir robando espacio entre nuestras autoridades. No tienen por qué mezclarse en este tipo de decisiones y disposiciones.
¿A poco ya se les olvido que el 2021 es año electoral?
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