Irán sepultó este lunes los restos de un prominente científico asesinado en un ataque que atribuye a su archienemigo Israel, y prometió redoblar su trabajo, en un funeral digno de los más grandes “mártires” de la República Islámica.

Los funerales de Mohsen Fakhrizadeh comenzaron en el ministerio de Defensa en Teherán.

Un público limitado, compuesto principalmente de militares, asistió a la ceremonia en sillas alineadas al aire libre para respetar las medidas sanitarias en vigor contra el coronavirus.

“Si nuestros enemigos no hubieran cometido este vil crimen y derramado la sangre de nuestro querido mártir, habría permanecido desconocido”, manifestó el ministro de Defensa, general Amir Hatami, quien no pudo contener las lágrimas junto a los restos del físico nuclear.

Por su parte, un alto responsable iraní implicó el lunes a Israel y a los Muyahidines del Pueblo en el asesinato, perpetrado mediante una “compleja operación”.

“Fue una operación compleja con recurso a material electrónico”, declaró el almirante Ali Shamkhani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.

Fakhrizadeh fue asesinado el viernes en un ataque perpetrado cuando viajaba en su vehículo en el este de Teherán.

Sus restos fueron honrados el sábado por la noche y el domingo en dos de los principales lugares sagrados chiitas de Irán (en Mashhad y en Qom), antes de ser llevados al mausoleo del imán Jomeini en Teherán, como se hizo en enero para el general iraní Qasem Soleimani, muerto en un ataque de Estados Unidos en Irak.

El retrato del general, también considerado “mártir”, estaba cerca del ataúd junto al del científico.

‘PRESUPUESTO DUPLICADO’

Tras la muerte de Fakhrizadeh, Hatami reveló que el científico atomista era uno de sus viceministros y jefe del Departamento de Investigación e Innovación en materia de defensa, y destacó que había realizado una “labor considerable” en el ámbito de la “defensa antiatómica”.

El gobierno “duplicó el presupuesto” de ese organismo para continuar “vigorosamente” por la vía trazada por el “doctor mártir”, anunció el general Hatami en el funeral, negando que Fakhrizadeh haya participado en un programa nuclear militar como lo acusó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

La oración mortuoria fue dirigida por Ziaoddin Aqajanpur, representante del guía supremo Alí Jamenei, en el ministerio de Defensa.

“Tendremos paciencia ante estos desastres, resistiremos; pero nuestra nación exige a una sola voz un castigo decisivo contra los responsables de la muerte de Fakhrizadeh”, dijo Aqajanpur, en nombre del número uno iraní.

Enemigo jurado de Irán, Israel oficialmente no ha reaccionado a las acusaciones de las autoridades iraníes.

‘A SU DEBIDO TIEMPO’

En la ceremonia, según la televisión estatal, participaban, además del general Hatami, el general Esmail Qaani, jefe de las Fuerzas Qods –unidad de élite de los Guardianes de la Revolución, ejército ideológico del régimen–, y el vicepresidente Ali Akbar Saléhi, jefe de la Organización Iraní de Energía Atómica, visiblemente conmovido.

Hacia las 11H30 locales (08H00 GMT) el ataúd del científico fue llevado a tierra al Imamzadeh-Saleh, importante santuario chiita en el norte de Teherán donde descansan otros dos científicos asesinados en 2010 y 2011. Irán ha señalado a Israel en esos asesinatos.

Acusando a Israel de querer sembrar el “caos”, el presidente iraní, Hasan Rohani, prometió el sábado una respuesta al asesinato de Fakhrizadeh “a su debido tiempo”.

Muchos ultraconservadores piden que se prohíba el acceso en Irán a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) encargados de verificar las actividades estratégicas iraníes, conforme al acuerdo internacional sobre energía nuclear de 2015.

Desde el anuncio de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales estadunidenses, Rohani ha multiplicado las señales de apertura que muestran su voluntad de salvar lo que se pueda del acuerdo nuclear.

Este pacto internacional ofrece a Teherán una flexibilización de las sanciones internacionales a cambio de garantías, verificadas por el OIEA, que atestigüen el carácter exclusivamente pacífico de su programa nuclear.

Pero amenaza con estallar en pedazos desde que el presidente Donald Trump retiró unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo en 2018 y reanudó las sanciones económicas.

Biden ha dicho que quiere que Estados Unidos vuelva a este acuerdo.