Ahora que la ex titular de la Sedatu en el sexenio peñista, Rosario Robles Berlanga, decidió convertirse en “testigo colaborador”, para enfrentar su proceso en libertad, por el desvío de recursos públicos que se le imputa, valdría la pena preguntar cómo y cuánto repercutiría esto en Puebla.

Porque se dice que Juan Carlos Lastiri Quirós, ex delegado de la Sedatu en el estado, y personaje muy cercano a Doña Rosario, no actuó solo.

Es decir, no lavó, ni ejecutó, ni ejerció, ni mucho menos amasó o acumuló los más de mil 600 millones de pesos que presuntamente cayeron y circularon en empresas poblanas para defraudar las arcas públicas.

De entrada, porque Lastiri, además de haber sido empleado de primer nivel de la Sedesol y de la Sedatu, siempre mostró el poder económico que adquirió en su papel de funcionario federal.

Y es que el priista fue uno de los hombres fuertes de Rosario Robles, quien incluso lo reprendía cuando Juan Carlos se excedía en sus lujos, sus parrandas, sus parejas y la vida de rico que se dio por muchos años.

El ex marinista incluso se jactó siempre de ser uno de los hombres más cercanos y de mayor confianza de Rosario Robles, presa desde hace más de un año.

Lastiri, hay que recordar es propietario de una lujosa casa en La Vista Country Club, lugar de los ricos de Puebla, quienes han sufrido toda clase de eventos como robos, levantones y hasta escandalosas detenciones.

Es propietario de un lujoso hotel en el municipio de Zacatlán, Puebla, donde nació y de donde es su familia.

¿Cuántos empresarios poblanos, priistas, panistas, ex funcionarios federales y estatales, habrán ayudado a Lastiri en sus presuntas actividades ilícitas?

¿Cuántos le habrán limpiado el dinero para poder utilizarlo sin problemas?

¿Cuántos habrán sido los beneficiados?

Porque según Emilio Zebadúa González, ex oficial mayor de Sedatu y Sedesol, en la administración de Rosario Robles, Lastiri habría desviado alrededor de mil 267 millones de pesos para la compra de votos y la operación electoral en 2016 y 2017.

Y como ya lo han informado puntualmente muchos medios, según las declaraciones del ex funcionario federal, plasmadas en la carpeta de investigación FED/SEIDF/UNAI-CHIS/0001522/2018, además de Lastiri también estuvieron implicados en el desvío millonario el ex subsecretario de Ordenamiento Territorial, Enrique González Tiburcio; el ex director general del Registro Agrario Nacional, Froylán Hernández Lara; y el ex jefe de la Unidad de Políticas, Planeación y Enlace Institucional, José Antonio Orozco Martínez.

A Juan Carlos Lastiri se le adjudica, también, el fraude perpetrado, en agravio de los damnificados del sismo ocurrido el pasado 19 de septiembre de 2017, a quienes se les tendría que haber entregado una tarjeta con recursos que nunca llegaron.

Empero, ni los 2 mil 800 plásticos, ni el dinero público llegó a su destino, o a los destinatarios.

El confidente y empleado de confianza de Rosario Robles, además, sufrió un robo por al menos 50 millones de pesos en su propia residencia de La Vista, aunque el evento no se hizo público por supuestas cuestiones de seguridad y de posibles conflictos legales.

La polémica y famosa “estafa maestra” fue un fraude revelado por Animal Político, medio de comunicación que descubrió que el gobierno federal, vía 11 dependencias, desvió miles de millones de pesos gracias a contratos ilegales por 7 mil 670 millones de pesos, de los cuales se perdieron 3 mil 433 millones.

Los más de 7 mil millones fueron entregados a 186 empresas, aunque 128 de ellas carecían de infraestructura y personalidad jurídica para brindar los servicios para los que supuestamente fueron contratadas.

Se descubrió que la Sedesol, en la gestión de Rosario Robles, así como el Banco Nacional de Obras (Banobras), con Alfredo del Mazo, y Petróleos Mexicanos (Pemex) con Emilio Lozoya, fueron las dependencias responsables de la estafa.

Según la investigación, el dinero se trianguló y deposito en ocho universidades públicas, mismas que transfirieron los recursos a las empresas por una módica comisión de mil millones de pesos.

Las investigaciones de la autoridad federal apuntan para Puebla y, al parecer, sobre muchos empresarios poblanos amigos de Lastiri.

Dicen que se puede venir para Puebla una verdadera historia de terror.

Ya veremos si de verdad asusta.

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