Algo que hay que reprocharle, y con creces, al morenovallismo es la practica del espionaje que implementó a su llegada al gobierno, para escuchar, ilegalmente, lo que sus adversarios políticos y enemigos decían, y así aplicar la ley.

Actividad que estuvo a cargo de varios personajes pero que, al final, terminó como responsabilidad e instrumento de golpeteo del ex diputado y ex operador del morenovallismo, Eukid Castañón Herrera, actualmente preso por varios delitos.

El centro de inteligencia o de espionaje, tal como se informa en los correos que recientemente circulan entre los medios de comunicación, no tenía otro objetivo que espiar -desde el inicio de su sexenio- a quienes le hicieron las contras y la vida de cuadritos al finado ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

De esta forma, incluso, el mandatario podía comprobar la lealtad de sus colaboradores y aliados en el gobierno.

Fueron pocos los enterados de la creación del famoso Centro de Análisis y Prospectiva (CAP), el cual pretendía disfrazarse de una dependencia más, pero en realidad era un centro de espionaje profesional.

El caso es que de esta forma se pretendió actuar y aplicar, a discreción y bajo criterio propio, la ley, así como doblar a los enemigos del sistema y a todos aquellos que le estorbaran a la administración morenovallista y que debían estar en la cárcel.

La perversidad política, el autoritarismo y la animadversión de Eukid fue lo que dictó las metas y objetivos del espionaje realizado en aquel gobierno.

No es nada nuevo, ni sorprendente que se sepa sobre la llegada a Puebla de Joaquín Arenal Romero, ex delegado de la Estación Metropolitana del desaparecido (Cisen), ni mucho menos de la compra y adquisición de tecnología israelita, como los aparatos CSM 7816 (Sésamo 7816 de manufacturación Smith Myers7) para la intervención telefónica celular.

Varios ex funcionarios morenovallistas de primer nivel siempre estuvieron enterados de aquel centro de inteligencia, por ello se atrevían a reclamar y a amenazar a sus críticos, a quienes podían espiar sin el mayor recato.

El poder los rebasó, como a Eukid Castañón, y los convirtió en verdaderos personajes autoritarios, enemigos de quien no coincidiera con sus ideas.

Todos conocemos, sobre todo los medios, cómo se gobernó cuando el morenovallismo fue dueño de Puebla, y siempre, también, se esperó un cambio que parece nunca haber llegado.

Porque es evidente que los nuevos audios, y el asqueroso nuevo espionaje, o las nuevas historias que se pretenden fraguar con aquel viejo material tienen toda una intención y un interés.

Y un beneficio político-electoral que pretende perjudicar a ciertos personajes de la política, de la aldea poblana, como a los priista Enrique Doger Guerrero, Jorge Estefan Chidiac, Blanca Alcalá Ruiz, Karina Romero Alcalá y los que se acumulen.

No hay duda que la próxima elección va a ser una batalla campal sin tregua alguna.

Y si los mentados famosos y nuevos audios son la revancha de alguien, me parece, se están quedando muy cortos.

Porque la información que se envió a los medios sólo tiene que ver con solicitudes y recomendaciones que todos los políticos realizan, con temas personales que en nada abonan siquiera para una nota informativa.

El verdadero audio escándalo lo protagonizó ni más ni menos que el ex gobernador Mario Marín Torres, conocido también como “el gober precioso”, y su compadre Kamel Nacif Borge, quienes confabularon para encarcelar a la periodista y escritora Lydia Cacho Ribeiro.

Ese so sí que fue la bomba de un asqueroso abuso contra alguien inocente, que tocó intereses de un par de poderosos.

Empero, insisto, no hay nada nuevo, ni extraordinario en la información y los audios que están siendo enviados a los distintos medios de comunicación, por alguien, seguramente, que quiere revancha o que tiene un interés político-electoral de cara al 2021.

Más bien sería bueno saber qué ocurrió con el equipo adquirido por el gobierno morenovallista para espiar las llamadas telefónicas, ¿dónde está?, ¿quién lo opera?, ¿funciona o no?, ¿qué tiene que decir al respecto el actual gobierno?

Ojalá que esas viejas y nocivas practicas se hayan terminado porque a nadie convienen.

Desde luego que el gobierno debe tener un área de inteligencia, pero para combatir a la delincuencia, al crimen organizado, a quienes cometen delitos y agravios que atenten con la paz social.

En las democracias debe haber equilibrios para evitar que el poder lo ejerza un sólo grupo, o un sólo hombre.

Ojalá que esa perversidad política del pasado haya terminado también hace dos años.

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