No hay duda que la próxima elección en Puebla -la del 06 de junio- es el parteaguas para la verdadera madre de todas las batallas, de cara a la sucesión presidencial y de la gubernatura en Puebla.

Del 2021 depende prácticamente el futuro, tanto del gobierno de la república, que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como el del estado, liderado por Luis Miguel Barbosa Huerta.

Ambos están conscientes de que si pierden la cámara de diputados se meten en un gran lío.

Por ello le apuestan, tal vez, a la misma estrategia electoral.

Porque si los números y las encuestas no les dan, no les alcanzan para ganar la mayoría de diputados en sus respectivas esferas tendrían que empezar a nadar a contracorriente, de cara a su sucesión.

Es por ello que hacen uso de la mejor arma como herramienta y estrategia electoral: la aplicación de la ley a secas, sin cortapisas, y con hospedaje en la cárcel.

Por ello, me parece, es que estamos viendo grandes y largas campañas de trabajo contra la corrupción, por ello tantas declaraciones de guerra contra los malos y corruptos gobiernos del pasado, por eso las intensas campañas y afirmaciones que advierten detenciones.

Y por eso es que se tendrían que preparar espacio en las cárceles porque en 2021 habrá, según los actuales gobiernos, muchos nuevos inquilinos.

¿Cuántas denuncias tendrá listas el gobierno obradorista contra la pasada administración peñista?

¿Contra cuántos funcionarios estarán enfocadas estas querellas?

Y también preguntaría ¿cuántos ex funcionarios peñistas veremos en la cárcel, pero de verdad?

Empero, las mismas preguntas plantearía para Puebla.

¿Cuántas denuncias existirán contra ex funcionarios morenovallistas?

¿Cuántos estarán implicados en toda la estela de corrupción que dice el gobierno actual había en el pasado?

Porque los supuestos morenovallistas que habrían estado implicados en presuntos fraudes como RUTA siguen tan campantes como siempre.

Es más, personajes como Jorge Aguilar Chedraui, ex secretario de salud y ex líder del Congreso del Estado, continúan haciendo su vida normal, la de nuevo rico de Puebla, sin que nadie lo toque, y sin que nadie rebata sus afirmaciones de supuesta inocencia.

¿Qué espera el gobierno de Puebla para actuar en contra de esos supuestos malos y corruptos ex funcionarios?

¿Qué espera para detenerlos y encarcelarlos?

Ah, ya se, la designación de candidatos, el arranque de las campañas y el previo a la elección del 06 de junio.

A esto se refería el gobernador Barbosa cuando advirtió que el proceso electoral no genera un estado de excepción, “por lo que si los partidos políticos designan como candidatos a políticos que enfrentan averiguaciones previas, y si los casos se judicializan, serán detenidos durante las campañas”.

¿Alguien todavía duda de cuál es la mejor estrategia para tratar de ganar la elección y la mayoría en el Congreso del Estado?

Evidentemente el mensaje tiene varios destinatarios.

Personajes, desde luego, que pueden ganar las elecciones en caso de buscar un cargo de elección popular en los comicios que se avecinan, y que representan un peligro para los intereses de la administración estatal.

Porque en la elección que viene parece que la oposición lleva buena delantera y los números de Morena no levantan.

No hay más que echar a andar en Puebla la mejor de las estrategias electorales.

Veremos que sucede.

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Es una vergüenza que los políticos poblanos se caractericen por su incongruencia, su ambición por el poder y por su protagonismo.

Eso sí, existen políticos peores que otro porque se la pasan, como chapulines, brincando de partido en partido, a ver si en una de esas les toca algo, o les regalan un hueso para seguirse haciendo ricos.

Es el caso de los ex marinistas, ex priistas, ex morenovallistas, ex panalistas, y camaleónica pareja compuesta por los huevonazos de Luis Tiffein y Grace Palomares.

Ahora resulta que son lidercillos del Partido Movimiento Ciudadano.

Después de haberle hecho el trabajo sucio al morenovallismo, abandonados, solos y sin trabajo, sin cargo público de donde vivir, decidieron incursionar en el partido liderado por Fernando Morales Martínez, otro ex priista y también ex morenovallista arrepentido.

Que extraño que Gerardo Islas Maldonado, líder nacional del Fuerza Social por México (FSM) no los haya invitado e incluido en su partido, tal vez por que se dio cuenta que estos tortolitos gustan de vivir sin hacer nada.

Así que hoy brincaron como chapulines para tratar de cachar un nuevo hueso que les permita vivir del erario.

Ay, Dios mío, bien dicen que tú los haces y ellos se juntan.

A ver ahora que locuras, para comer y seguir viviendo de la política, realizan.

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