Ayer que se cumplieron dos años exactos de que Claudia Rivera tomó protesta como presidenta municipal calificó -en entrevista con Contrastes de Puebla– como traidores a aquellos regidores, diputados y militantes de Morena que le han dado la espalda al proyecto encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Ya con mayor madurez política, Claudia Rivera entiende que a muchos de sus “opositores” dentro de Morena les ganó la ambición y decidieron seguir por la misma ruta de priistas, panistas, perredistas y otros tantos que abandonan la ideología por sus intereses políticos y económicos.

Es un hecho que Morena llegará al 2021 dividido, débil y en permanente confrontación por las candidaturas.

Morena está en su última oportunidad de cerrar filas, de terminar de una vez por todas las confrontaciones internas, de que el gobernador, Miguel Barbosa, sus regidores en el Cabildo de Puebla, los diputados de Juntos Haremos Historia y todos los alcaldes hagan un gran pacto de civilidad política y demuestren que el proyecto de AMLO puede ser una realidad.

Es correcta la lectura de Claudia Rivera al calificar de traidores a los que han dado la espalda al proyecto de nación.

Y aunque no lo dijo, pero muchos lo pensamos, Morena se encamina a una elección en donde será difícil que repita los triunfos obtenidos en el 2018 y las elecciones extraordinarias del 2019.

Claudia Rivera es una mujer acostumbrada a las luchas ideológicas, sociales en defensa de las mujeres y ahora políticas.

Así que Claudia Rivera se mantendrá firme, con su ideología de servicio por un proyecto de nación distinto –encabezado por AMLO- y nada la hará cambiar.

Ni las traiciones de sus compañeros de partido, ni las amenazas.
Los traidores de Morena serán los principales responsables de las derrotas electorales en el 2021.

En eso tendrá toda la razón la presidenta municipal que se encamina a su tercer y último año gobierno.

Al menos, que los traidores recapaciten y le den una oportunidad más al verdadero proyecto de nación de AMLO.