La expresión del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta en su conferencia matutina de ayer, en referencia a los protagonistas de los gobiernos morenovallistas, sobre “qué se creyeron estos cabrones” dice mucho.

Y dice mucho para bien y para mal.

Para bien de los poblanos porque tendremos la oportunidad de saber, esperemos que ya muy pronto, si los 8 años de gobierno de la clase morenovallista fueron un total fraude y, como se asegura, una gestión de total corrupción en la que se robó a más no poder.

Habría que preguntar, también, si ocurrió lo mismo con la gestión de Guillermo Pacheco Pulido, ex mandatario interino, quien asumió el cargó para que se diera paso a los comicios en los que Miguel Barbosa ganó la gubernatura tras la muerte de los Moreno Valle.

Porque recuerdo que en su momento hubo algunos roses entre la gestión pachequista con la barbosista debido a presuntos “excesos”.

Ojalá que la luz salga a relucir y el supuesto escándalo del moremovallismo no sólo quede en el plano mediático, donde todos los días se acusa no sólo a sus protagonistas sino a muchos antagonistas de la actual administración.

Dos en particular, la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, y el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz.

Y es que en el gobierno barbosista deben ser muy cuidadosos para evitar que le suceda lo mismo que al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien todos los días acusa -a diestra y siniestra- a los gobiernos pasados, a ex funcionarios y a 5 ex presidentes de la debacle del país, pero sólo tiene a Rosario Robles Berlanga en la cárcel.

¿Y el resto de los peces gordos?

¿Y Emilio Lozona Austin, ex director de Pemex?

Y todos los corruptos que dice que desgraciaron el país ¿por qué no están en la cárcel?

Algo así podría suceder en Puebla si no se tiene cuidado.

Y allí está lo malo del tema, particularmente porque el ex temido Eukid Castañón Herrera, operador principal del morenovallismo, por ejemplo, no es el responsable de todos esos fraudes y obras faraónicas que se dieron en los gobiernos pasados.

Eukid, dicen, era la mano ejecutora de lo bueno y lo malo, pero donde están los encargados de desviar el dinero público a cuentas personales, de controlar las supuestas empresas fantasma, de simular obras, de inflar costos, de contratar empresas de amigos y compadres, en fin.

Sólo basta recordar que el circulo morenovallista estaba integrado por varios personajes que hoy tienen escondida la cabeza en la tierra, o de plano están ocultos en algún lugar de Puebla o del interior de la república.

Al menos el ex líder del Congreso local, Jorge Aguilar Chedraui, quien se sentía el ave de las tempestades en el morenovallismo, pero que actualmente es como el payaso de las cachetadas, está en Puebla tratando de defender la millonaria fortuna que amasó gracias a formar parte de aquella clase política.

Me pregunto ¿dónde están los ex secretarios, los funcionarios de confianza, aquellos que se regodeaban por estar en la cima del poder en tiempos del morenovallismo?

Cuando el gobernador Barbosa expresó aquello de “qué se creyeron estos cabrones”, ¿a quienes se refiere en particular?

¿A José Cabalán Macari Álvaro?

¿A Mario Rincón González, a Patricia Leal Islas, a Luis Banck Serrato, a los hermanos Trauwitz, también consentidos del morenovallismo, a quién en particular?

El gobernador debe ir concretando detenciones por corrupción, por desvío de recursos públicos y por haber amasado fortunas personales en los gobiernos pasados.

Me parece que pueden ser más efectivas las denuncias y las detenciones a discreción, como la de Eukid Castañón, que las declaraciones hechas en los medios las cuales podrían quedarse en el aire si no se concretan.

Paralelamente, el gobierno barbosista debe empezar a marcar su línea y estrategia para ejecutar obras que sean su emblema.

Viene un proceso electoral muy competido e interesante y existe la necesidad en los gobiernos de Morena de dar un golpe de timón para poder refrendar el triunfo obtenido en la última elección.

De lo contrario el gobierno va a transcurrir, podría perder la elección y no va a alcanzar el tiempo para ejecutar y hacer realidad todo lo que se tiene pensado.

Hoy por hoy, tras el embate y las graves afectaciones generadas por la pandemia en el plano económico, particularmente, Puebla y los poblanos requieren de un impulso y de buenas noticias.

Incluso hace falta que los distintos niveles de gobierno empiecen a planear importantes eventos para el 2021.

 

Por eso es necesario que la confrontación ya baje a otro nivel; los ciudadanos queremos más apoyo del gobierno, incentivos para seguir adelante y un nuevo impulso para poder rescatar el tiempo y el dinero perdido.

Y si se trata de proponer e impulsar proyectos que saquen a Puebla del marasmo y lo pongan en la palestra nacional -política y económica-, seguramente muchos empresarios y hasta medios de comunicación levantan la mano.

Al tiempo.

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