Con el propósito de brindar una perspectiva global del tránsito humano, la ONG América, España, Solidaridad y Cooperación (AESCO) editó el libro Los retos de un retorno digno y la corresponsabilidad desde los países de origenSe trata de una compilación de ensayos académicos que ofrecen múltiples perspectivas de una problemática de coyuntura permanente.

El documento plasma un análisis multidisciplinar de la migración, ofreciendo una lectura situada en el contexto actual. La primera parte aborda conceptos teóricos; la segunda, estudios de casos y comparaciones de los mismos. Así lo explicó Mónica Monguí Monsalve, directora del libro, durante la presentación virtual.

Para Yolanda Villavicencio Mapy, también directora del texto, el enfoque en la migración latinoamericana se debe a la alarmante pérdida de poder adquisitivo en correspondencia con el aumento del trabajo informal durante el periodo pandémico. Esto, dijo, pone en relieve el valor de las remesas, sin las cuales podría haber colapsos en economías locales.

El retorno no es sólo entre Europa y Latinoamérica, sino que se da en múltiples rutas y modalidades. “Es muy importante que las buenas prácticas se lleven a cabo para que puedan ser un ejemplo para otros países”, añadió Andrés Gaviria. El tercer director del compilado reconoció que AESCO pone un rango amplio a las personas que deciden partir a otros lugares.

Políticas migratorias bilaterales

El foro virtual permitió a los autores explorar algunas de las ideas establecidas en el texto. En su primera intervención, Miguel Ángel Corona Jiménez, académico de la IBERO Puebla, señaló que México cuenta con programas de apoyo para migrantes desde el Gobierno federal, aunque los más exitosos han sido a nivel estatal y municipal. En Puebla, dijo, proliferan los esfuerzos aislados de alcance limitado.

Desde su perspectiva, las políticas son diferenciadas. En Europa, la migración es un mecanismo de regulación de los mercados laborales. En Norteamérica, la política hacia la migración de retorno es inexistente, pues es el migrante quien tiene que asegurar su permanencia en Estados Unidos. El regreso a México, explicó, puede darse de manera voluntaria, por motivos familiares o deportación.

Para Monguí Monsalve, en muchos países de Latinoamérica no hay políticas que tomen en cuenta la migración de retorno: las migraciones regionales tienen inconvenientes administrativos y de derechos humanos; por su parte, los países de destino han sido manejados de manera instrumental.

En Chile ha habido un manejo desde la “no política”, el cual establece al migrante como chivo expiatorio. “El retorno es altamente restrictivo y vulnera los derechos humanos”, denunció Cristián Orrego Rivera. El coautor destacó que el marco normativo en su país fue creado en la época de dictadura y prevalece hasta la actualidad.

“Se justificaba la movilidad de trabajadores porque en los países de origen no había condiciones laborales adecuadas. Hoy en día vemos muchas más personas inscritas en el paro que autóctonos”: Yolanda Villavicencio.

En cambio, en Colombia sí existe una ley de retorno, la cual plantea un acompañamiento al proceso de inmigración. No obstante, compartió Diana Urrutia Angulo, existen limitaciones de acceso a esta legislación debido a los requisitos para hacerse acreedor al apoyo y a la naturaleza de los estímulos.

Sobre la política de retorno de Paraguay ─una de las mejores del continente─, Andrés Gaviria indicó que existen protocolos para garantizar el retorno seguro durante la pandemia, lo cual ha derivado en más de 20,000 personas paraguayas que han vuelto a su país de origen.

Bajo la mirada de Serge G. Laurens, hay un grave problema en el concepto mismo de retorno, pues es muy ambiguo y no hay una definición universalmente aceptada. Esto dificulta la elaboración cabal de políticas públicas. “Ante ese panorama, cada país aplica lo que entiende. Por eso, el retorno se ha concebido bajo una visión economicista y punitiva”.

Retorno ¿voluntario?

Desde hace ocho años, la IBERO Puebla ha estudiado el retorno de migrantes. A través de encuestas, compartió Corona Jiménez, se ha encontrado que más del 60% de las personas migrantes regresan por motivos familiares; el segundo detonante es el cumplimiento de los objetivos, y el tercero por deportación.

En algunos casos, las personas que retornaron manifiestan que volverían a migrar si tuvieran las condiciones adecuadas para hacerlo. “El migrante se convierte en una persona binacional: construye redes en su país de origen, pero también en el de destino”, complementó Luca Totaro.

El retorno implica muchos factores generales y específicos de cada caso. Bajo la lógica de la crisis sanitaria y económica, reflexionó Mónica Monguí, las personas son empujadas al regreso por ambas vertientes, lo que hace difuso el estudio de los movimientos voluntarios.

Colaboración entre origen y destino

Para el académico de la Universidad Jesuita, es difícil que haya coordinación migratoria entre gobiernos federales debido a las implicaciones políticas. No obstante, a nivel estatal y municipal pueden darse ejercicios de paradiplomacia entre homólogos. “Es importante que la atención a migrantes rebase el tema económico e impacte a las atenciones a la salud”.

Aclaró que, en muchos casos, los migrantes que regresan a México lo hacen con padecimientos adquiridos en otros países y se atienden en los sistemas de salud pública locales. “Los migrantes deben pasar por un sistema de organización pública o de lo contrario no serán escuchados”.

Por su parte, Yolanda Villavicencio subrayó que en América Latina interesa que la gente se vaya, pues las remesas son un ingreso importante para dinamizar las economías. “No se asumen responsabilidades porque es una recomendación, no un imperativo. No hay voluntades políticas para mejorar los derechos humanos de los migrantes”.

El migrante que se fue no es el mismo que el que regresala experiencia migratoria puede llevarle a cambios importantes. Lo que se menciona en la teoría no se presenta en todos los casos, pues influye el ciclo económico de cada familia. Por tal motivo, Miguel Ángel Corona recalcó la necesidad de la colaboración entre sociedad civil, instituciones educativas y sector público para garantizar espacios de desarrollo óptimo para los migrantes que regresan.