La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) demanda de forma “urgente” a la Fiscalía General de la República (FGR)  “que se les practique análisis genético” a 538 fragmentos óseos que tiene clasificados “con probabilidad de que correspondan a los (43) normalistas desaparecidos” hace casi seis años en Iguala.

“Lo más importante por el momento es encontrar el destino final de los normalistas desparecidos”, señala una investigación especial del organo autónomo.

Excélsior tiene copia del borrador preliminar de esa investigación especial que desarrolla la CNDH sobre la desaparición de los 43 normalitas de Ayotzinapa, que prevé “derive en una nueva Recomendación para intervenir con toda la fuerza institucional ante la determinación de violaciones graves de derechos humanos”.

Ese proyecto de investigación que lleva seis meses en elaboración tiene como propósito esclarecer el destino de los normalistas, dilucidar lo que les ha sucedido, pugnar por que haya justicia y reparación del daño, según el texto de este trabajo, que, declaró Rosario Piedra Ibarra, titular de la CNDH, se la solicitó la FGR.

“Se propone también trascender lo casuístico e ir al fondo de las estructuras delictivas para develar los autores intelectuales del crimen y entender cómo el Estado, en circunstancias como la que aquí se analiza, forma parte del crimen organizado, para explorar mecanismos de no repetición de este tipo de crimen de lesa humanidad y proponer recomendaciones de tipo estructural”, se lee en el texto de 264 páginas.

El borrador preliminar de la CNDH establece cinco apartados y 26 incisos. Los apartados son: Plan de trabajo; Reorientación de la investigación; Informe a la sociedad del caso Ayotzinapa; Crimen de Estado ejecutado como operativo orquestado desde las estructuras de coordinación y comunicación oficial del Estado Mexicano; De un Ejército de ocupación interna a un ejército del pueblo, y Hacia una nueva recomendación.

La CNDH establece en su investigación especial que hay que encauzar la investigación a los posibles autores intelectuales que además tiene capacidad y poder de movilizar a los actores que intervinieron, incluyendo, entro otros, al Ejército y la Policía Federal; además de profundizar en líneas de investigación que permitan ligar la intervención de actores cuya participación parece inconexa como Ejército, políticos, policías con cárteles y ruta de tráfico de la droga que se genera en centro y norte de Guerrero.

HALAGO PARA  LA 15VG/2018

El documento elaborado por  José Martínez Cruz, el primer visitador destituido por Piedra Ibarra a finales del mes pasado junto con un equipo de cuatro visitadores adjuntos, Rossana Ramírez Cauda, José Manuel Bezanilla Sánchez, Rubén Bobadilla Afanador, Yolanda Sicairos Barrera y un investigador, José Sotelo Marbán, acepta que el acervo de información que tiene la CNDH, a partir de la Recomendación 15VG/2018 es “Estupendo”.

La investigación especial de la CNDH sostiene que tanto en el expediente del caso, con más de un millón de hoja, como en la Recomendación  15VG/2018 Caso Iguala del 28 de noviembre de 2018, de 2 mil 177 páginas, es “una de las investigaciones más importantes y relevantes con relación a lo sucedido en Ayotzinapa”, dice el texto.

Sin embargo, recrimina que en la CNDH “no tenemos información básica, debido a que muchas líneas de investigación no se profundizaron, fueron minimizadas o se distorsionaron, por lo que al 21 de marzo de 2020 —cinco años y medio después de cometido el crimen—, no se tiene localizado a los 43 normalistas: no se ha investigado posibles autores materiales en el Ejército y en la Policía Federal; no se ha investigado la cadena de mando; no se tiene identificados a los autores intelectuales; no se tiene establecido el móvil de crimen, y no se ha decidido a vincular actores de primer nivel en hechos, desviaciones en las investigaciones y vínculos de muy alto nivel entre autoridades, instituciones del Estado y crimen organizado”.

Sobre el destino final de los 43 normalistas, desaparecidos entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, la investigación especial de la CNDH sostiene que hay que partir de lo que se tiene.

“Si se tienen huesos calcinados de manera irregular, determinar que otras posibilidades existen de que se calcinen de esa manera si no es a cielo abierto. Si los análisis genéticos dan como resultado que son de otras personas desaparecidas que podamos identificar, investigar con las hipótesis que pueden ser explicativas, formar equipos de investigación con peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), del GIEI, de la FGR en colaboración con la Comisión Presidencial para la Verdad y Accesos a la Justicia del Caso Ayotzinapa”, señala el texto.

La idea de la CNDH es ir armando un borrador de trabajo al estilo de las Naciones Unidas, que se denomina libro verde, que es un documento en constante proceso de perfeccionamiento para producir el libro blanco, que llevará los resultados conclusivos de la investigación.

LA CLAVE, EN 114 RESTOS

Sobre el tema de los 538 fragmentos óseos a los que se refiere la investigación espacial de la CNDH, en realidad se trata de los mismos que están documentados en la Recomendación 15VG/2018 Caso Iguala y permanecen en poder de la FGR.

De esos 538 restos, el punto clave, según la Recomendación de la CNDH, está en 114 restos. Con los análisis de esos 114 restos óseos que la Recomendación 15VG/2018 de la CNDH, pide se analicen, se estaría en posibilidad de confirmar o descartar el aspecto que sostiene la verdad histórica de la extinta PGR, sobre el destino final de los normalistas: que fueron calcinados en el basurero de Cocula y arrojados al cauce del Río San Juan.

Dentro del cúmulo de los 538 restos óseos a los que se refiere la CNDH, hay dos grupos: uno de 424, que son 161 fragmentos óseos, de los cuales 153 fueron localizados en el basurero de Cocula y 8 en el Río San Juan, y 263 fragmentos óseos que el perito antropólogo de la PGR describió en fase de carbonización. Y están los 114, fundamentales para la CNDH.

Estos 114 restos óseos son 38 porciones petrosas del hueso temporal; 26 cóndilos mandibulares; 12 huesos ganchosos; 14 huesos semilunares; 10 órganos dentales; 11 fragmentos de huesos maxilares y mandibulares; 3 petrosas que se recuperaron en el Río San Juan.

Estos 538 fragmentos a los que se refiere la CNDH son parte de los más de 63 mil restos óseos recuperados del basurero de Cocula y de la bolsa negra de plástico del Río San Juan, el 28 de octubre de 2014, durante la incursión de Tomás Zerón de Lucio al lugar con el acusado Agustín García Reyes, alias El Chereje, de forma ilegal.

De acuerdo con la Recomendación 15VG/2018 de la CNDH, de un muestreo de esos más de 63 mil restos, en mayo y junio de 2018, después que el grupo pericial de la CNDH (médicos, antropólogo, histopatólogo, odontólogo forenses, químico genetista y criminalistas) hizo un análisis macroscópico y morfológico, seleccionaron esos 114 restos óseos que podrían contener materia orgánica susceptible de análisis genético.

Los análisis realizados por la CNDH se hicieron, sobre todo, a los restos recuperados en el Río San Juan; los expertos del órgano autónomo estuvieron en el área de servicios periciales de la PGR (actualmente FGR) donde tienen resguardados los más de 63 mil restos recuperados en el contexto de la desaparición de los 43 normalistas.