Este domingo 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, una fecha declarada en 2010 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de concientizar sobre el grave problema que representan las desapariciones forzadas en muchos países.

Se entiende por desaparición forzada “el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”, de acuerdo con la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.

A menudo la desaparición forzada ha sido utilizada como una estrategia para infunfir terror en los ciudadanos, afectando no sólo a los parientes próximos de la víctima, sino a su comunidad y la sociedad en conjunto, instalando una sensación de inseguridad.

En su mensaje por el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, el Secretario General de la ONU, António Guterres, recordó que este delito representa una violación a los derechos humanos muy extendida en el planeta.

Por tal motivo, instó a todos los Estados del mundo a redoblar sus esfuerzos para prevenir las desapariciones forzadas, así como reforzar la búsqueda de las víctimas y aumentar la asistencia brindada tanto a estas personas como a sus familiares.