La detención de Emilio Lozoya ya se convirtió en un verdadero circo y empieza a perder fuerza el escándalo.
Una vez que se conoció de su detención y de que vendría a México para exhibir videos de supuestos actos de corrupción contra importantes personajes de la vida política, se esperaba una verdadera bomba mediática.
Una vez que llegó México y se le permitió enfrentar su proceso penal en libertad se sospechaba de un “pacto” con el actual Gobierno Federal a cambio de información contra sus adversarios el PRI y del PAN.
Ahí empezó el circo.
De pronto entre las supuestas filtraciones se sacó el nombre del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, se dijo que había pedido un favor para cambiar de plaza a su hermano y cien mil dólares.
Todo resultó una mentira.
En la denuncia no se incluyó el nombre del gobernador de Puebla porque jamás existieron pruebas en su contra.
Y para allá parece que van los señalamientos contra personajes como Ricardo Anaya, Luis Videgaray, Enrique Peña Nieto, entre otros.
El escándalo de Emilio Lozoya empieza a desinflarse porque no ha presentado las pruebas y los vídeos que prometió.
En cambio, el video que ayer se divulgó en donde se exhibe al hermano del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibiendo dinero para la campaña es un golpe más contundente.
Si en breve no se aportan las pruebas que dice tener Emilio Lozoya entonces el escándalo terminará como un simple circo.
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