Así como a nivel nacional se ha exhibido a ex funcionarios de distintos partidos políticos, quienes participaron en presuntos actos de corrupción y a quienes se les otorgaron dádivas millonarias por sus “servicios”, así mismo sucederá en Puebla.
Se dice que el gobierno del estado ya tiene en su poder audios, videos y toda clase de testimonios que incriminan particularmente a ex morenovallistas.
Pero a aquellos morenovallistas quienes eran considerados parte del círculo más cercano del difunto ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, y quienes se enriquecieron hasta volverse los nuevos millonarios en Puebla.
El gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta ya dio cuenta de ello y está dispuesto a cortar cabezas, a ver correr la sangre política de quienes, asegura, le robaron la elección en el 2018.
El gobierno del estado está revisando hasta el más mínimo detalle porque no quiere fallar ni que por descuidos en la integración de los procesos, las auditorias y las posibles detenciones se caigan.
El primero, por haber sido el operador más rudo de la era morenovallista, fue Eukid Castañón Herrera, a quien se le siguen encontrando cada vez más propiedades, dinero y toda clase de negocios.
Eukid Castañón era la punta del iceberg, por lo que se vienen en cascada más denuncias, aprehensiones e investigaciones por el saqueo a las arcas públicas del estado.
Tal vez por ello, esos líderes, amigos, compadres, socios y operadores morenovallistas ya empezaron a ampararse y a tratar de tender puentes con el gobierno del estado, pero sobre todo con el titular de la Auditoria Superior del Estado (ASE), Francisco Romero Serrano.
Por cierto, algo que llama la atención es que Romero Serrano despache desde una aparente sede alterna a la ASE en Lomas de Angelópolis, donde, se dicen, cuenta con un departamento por el que desfila toda clase de funcionarios actuales y ex funcionarios morenovallistas.
¿Acudirán a tratar temas relacionados con sus cuentas públicas, o sólo serán charlas de café?
El caso es que la guadaña barbosista está lista y afilada para poder ser utilizada una vez que se empiece a dar a conocer el teje y maneje del dinero público en la era morenovallista.
Eso sí, que tiemblen aquellos personajes que estuvieron muy cerca del gobierno pasado porque quién sabe que vaya a pasar.
Algunos de los que buscan desesperadamente amparos y reuniones entre sus antiguos colegas del gobierno son: Jorge Aguilar Chedraui, ex secretario de salud y ex líder del Congreso del Estado; Roberto Moya Clemente, ex titular de finanzas; Roberto Trauwitz Echeguren, ex secretario de turismo; Patricia Leal Islas, ex legisladora y ex titular de comunicaciones, así como Jorge Cruz Bermúdez.
Otros de los que se están tronando los dedos y suplicando a los dioses del olimpo que no sean ni siquiera recordados por el gobierno de Miguel Barbosa son: Mario Rincón González y Cabalán Macari Álvaro, ex titulares de Desarrollo Social, Desarrollo Rural y secretario de infraestructura.
Tan sólo en el caso de Cabalán Macari, quien fue titular de Infraestructura, durante la última etapa de gestión del gobierno morenovallista firmó contratos con Grupo Higa, al cual le fueron asignados -en 2015- 26 mil 212 millones de pesos.
Un ejemplo más de lo que se registró en aquella controvertida gestión de Cabalán, uno de los amigos y colaboradores más cercanos del ex gobernador Moreno Valle, fue la construcción del edificio que alberga actualmente a la Fiscalía General del Estado (FGE), la cual registró un sobrecosto importante.
Y es que el costo original proyectado fue de 158 millones de pesos; sin embargo, el nuevo inmueble tuvo un gasto final de 214 millones de pesos, 35 por ciento más y con cinco meses de retraso.
En las investigaciones y pruebas con que cuenta el gobierno barbosista sobre la administración morenovallista y sus protagonistas se encuentran ex funcionarios de segundo y tercer pelo.
Muchos de ellos, desde luego, ya están fuera de Puebla y buscando amparos.
Así que las denuncias interpuestas por el gobernador Miguel Barbosa en contra de aquellos que asegura saquearon a Puebla están en curso y no dude que se van a hacer efectivas.
Sobre todo, ahora que el proceso electoral 20-21 está a la vuelta de la esquina.
Porque ciertamente fue en el gobierno donde presuntamente se despacharon con la cuchara grande, como regularmente sucede con los políticos de todos los partidos.
Lo que aun no entiendo por qué enfrentarse con la BUAP y su rector Alfonso Esparza Ortiz, quien podría ser un excelente aliado en lo que se avecina.
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